Adrián Barbón comprobó in situ que una máquina cortaba la platabanda superior del bogie, la primera pieza de los diecisiete nuevos trenes que la red asturiana de ancho métrico tendrá, si nada más se tuerce, en algún momento de 2026. Los sustitutos de aquellos que “tenían un problema de diseño”, o dimensiones incompatibles con las de los túneles, y desataron una copiosa tormenta política hace casi exactamente un año en Asturias y Cantabria, empezaron a pasar este lunes de los planos a la chapa en los talleres centrales de la empresa Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), en Beasain (Guipúzcoa), ante la mirada del presidente del Principado, la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, el secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, y el presidente de Renfe, Raúl Blanco, entre otras autoridades. No miraba el ministro del ramo, Óscar Puente, que había anunciado su asistencia y se ausentó porque “otras obligaciones le retienen en Madrid”. Así le disculpó Santano sin mencionar la reunión de la Ejecutiva del PSOE para dar respuestas al espinoso “caso Koldo” y sus repercusiones sobre el exministro y diputado José Luis Ábalos.