Su desaparición no era voluntaria. Es lo único que tenía claro su familia cuando recibió la noticia: Roberto García, el tío Roberto, había desaparecido. Se despidieron de él un domingo, tras ver el fútbol, y ese día mismo día desapareció. Tras su ausencia, alguien sacó 300 euros (el máximo autorizado por la entidad) utilizando su tarjeta de crédito en un cajero hasta en cuatro ocasiones. A Roberto García, el alguacil jubilado de Casarrubios del Monte (Toledo), le habían hecho algo. Tras dos años de investigación, un vecino fue detenido y puesto en libertad, luego se hizo el silencio.