La clase anterior está llegando a su fin y, aunque el alumno apura sus últimos minutos, ella ya dobla la curva del camino que la lleva hasta la cancha en la que entrena todos los lunes, miércoles y viernes. Del brazo de su hija Begoña y totalmente equipada con gafas, gorra, deportivas, botellita de agua y raqueta, Esther pisa la pista número 1 de las instalaciones del Círculo Mercantil, preparada a sus casi 90 años para una nueva jornada de entrenamiento.
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