José Rubio gestiona una explotación ganadera cárnica en Cabueñes con 147 vacas. Se ha acostumbrado a recibir cada noche una visita inesperada por las inmediaciones de su nave. No es raro para el ganadero tener que espantar jabalíes a gritos para evitar destrozos en la finca que gestiona. Su caso no es el único y se repite por toda la zona rural del concejo donde los ataques de los suidos son cada vez más frecuentes. Los ganaderos dicen basta. Exigen medidas contundentes y cacerías organizadas para bajar su número. “El jabalí va donde no siente peligro”, aseguran.