Sorprende ver, de nuevo, un crucero amarrado, a la fuerza, en un puerto de Singapur. A bordo, un pasajero de 83 años, ha dado positivo en COVID. Así que los 1700 viajeros y 1100 miembros de la tripulación se tienen que quedar en sus camarotes hasta que las autoridades comprueben que están sanos. Para embarcarse en el crucero, todos, como cuenta uno de los pasajeros, tuvieron que presentar una PCR negativa hecha tres días antes. Han pasado controles de temperatura constantes, seguido todas las medidas de precaución. Por eso la noticia del positivo a bordo les ha dejado muy sorprendidos. El rastreo de contactos del pasajero enfermo ya está en marcha. De momento todos han dado negativo, pero aún tendrán que someterse a más pruebas para poder abandonar el barco. Aislada en su camarote esta otra pasajera afirma estar asustada, sobre todo porque en Singapur la pandemia no ha causado los estragos que viven otros países, con apenas 58 mil casos y 29 muertes desde que comenzara la pandemia. La noticia es también un duro mazazo para la industria mundial de los cruceros, muy afectada por una enfermedad que les ha dejado en dique seco durante meses.