La suerte está echada en Irán. El recuento de las papeletas ha comenzado y pronto se sabrá el nombre del nuevo presidente. La participación a priori ha sido más alta de la esperada. Algunos colegios electorales han tenido que ampliar su horario para que ningún ciudadano se quedase sin votar. La carrera está abierta entre cuatro candidatos, tres conservadores y un moderado. Para llegar hasta aquí han tenido que superar el examen del llamado Consejo Guardián que ha descartado a decenas de candidatos considerados no aptos. El favorito es el clérigo Ibrahim Raisi que ya se presentó a las anteriores elecciones.