Macron ha llevado a Zelensky la promesa rusa de seguir dialogando; ha ganado tiempo y eso se nota en sus gestos. Se saludan con afecto, se tocan, apenas hay distancia social. Todo lo contario al alejamiento exagerado con una mesa tamaño XXL, que evidencia la distancia que separa a Rusia de la Unión Europea y lo poco que se fía de la OTAN. Por mucho que la reunión fuera útil, Putin avisó: si estalla una guerra, no habrá vencedores y a los aliados no les dará tiempo ni a parpadear, ha dicho.