Bucha muestra la cara más cruda de la guerra. Tras la liberación de la ciudad, cercana a la capital, las tropas ucranianas se han encontrado con cientos de cadáveres. Unos aún en las calles, cuerpos maniatados con tiros en la nuca. Otros, en fosas comunes. Entre los muertos se encuentra el marido de Tetyana. Ella lo encontró en el sótano donde se refugiaba. Recuerda que le habían disparado en la cabeza y su rostro estaba desfigurado. "Lo enterraron a un metro de profundidad, para que los perros no se lo comieran", relata entre lágrimas.