El Moskva es algo más que un enorme buque de guerra con 16 misiles de crucero a bordo. Es la insignia de la Armada rusa en el Mar Negro y por eso, el Kremlim se ha apresurado en negar el ataque ucraniano. Moscú solo reconoce un incendio en cubierta que provocó la detonación de su propia munición y no admite ninguna baja: asegura que sus 510 tripulantes ha sido rescatados y que el Moskva sigue a flote. Lo único que ha trascendido es una señal de SOS, porque más de 12 horas después, no hay imágenes del barco en llamas. Ucrania insiste en su triunfo y detalla que sus drones entretuvieron al buque mientras dos misiles Neptuno, lanzados desde Odessa, lo alcanzaron. El mal tiempo y el incendio lo habrían hundido, tal y como explica este portavoz de defensa ucraniano. De confirmarse, estamos ante un golpe estratégico pero también propagandístico con tintes de venganza.