Imágenes oníricas como deslizarse por las escalinatas del Museo del Prado. Madrid convertida en una auténtica estación de esquí, donde practicar las más variadas modalidades de los deportes de invierno. Descensos en zonas de oficinas,o esquí de fondo por toda la ciudad. Además, no faltan todo tipo de tablas o trineos para lanzarse por la nieve. Y hasta el esquí motorizado se ha dejado ver en la capital para disfruitar de la nevada del siglo. Los niños son los que más partido sacan al temporal de Filomena. Es como si estuvieran viviendo unas segundas navidades. Pero no parecen inmutarse por lo que ha caído, seguramente porque aún no han empezado a buscar su coche.