Seis mil seiscientas personas están evacuadas ya en La Palma por culpa del volcán. Más de mil han perdido sus casas y, el resto, vive en la incertidumbre de si, finalmente, llegará la lava a su vivienda. Pero además están las tierras, a las que ha arrasado la lava, se suman las que no están pudiendo ser atendidas, sin riego y cuidados, las frutas se están perdiendo y, con ellas, el medio de vida de muchos palmeros.