Un dron del IGME sobrevuela el principal punto de emisión del volcán y se comprueba que sigue expulsando una gran cantidad de lava que discurre por una red de tubos lávicos que impresiona. La lava ha creado cascadas que caen en profundos agujeros producidos por el hundimiento de los techos de los tubos. La presencia de enormes bloques obliga a que se bifurquen y en ciertas zonas se derrama fuera de los cauces. En las laderas del cono se aprecian fumarolas y las bocas de actividad estromboliana también siguen activas. Tienen que andar con mucho ojo los científicos porque el volcán expulsa rocas que van creciendo al rodar sobre cenizas, como si fueran bolas de nieve. La actividad sísmica tampoco cesa. No hay señales de agotamiento del volcán.