El cultivo de moda en Villaviciosa: estas son las claves para producir con éxito arándanos y frutos rojos

Los expertos recomiendan un terreno que no sea arcilloso, con un porcentaje alto en materia orgánica y un mínimo de tres hectáreas

Juan Carlos García enseña a podar un arándano en la sede del Serida.

Juan Carlos García enseña a podar un arándano en la sede del Serida. / LNE

La producción de arándanos y frutos rojos se ha posicionado como el nuevo cultivo de moda en Villaviciosa, que se alza desde hace varios años como el municipio con la mayor superficie destinada a estas plantaciones de toda la región. De las 200 hectáreas que se trabajan a día de hoy en Asturias, treinta se ubican en terrenos maliayeses.

“Los frutos rojos son cultivos muy interesantes. Su explosión en la región se remonta a 2005, pero luego hubo un parón importante debido a que las variedades eran muy ácidas y de peor calidad. Ahora, con las nuevas innovaciones, parece que vuelve a remontar”, explica Juan Carlos García, técnico del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), quien este martes ofrecerá una jornada sobre este asunto en el Ateneo Obrero.

 Las condiciones de Villaviciosa lo convierten en un municipio perfecto para la producción de este tipo de alimentos. Las temperaturas no son extremas a lo largo de todo el año y hay humedad. Además, el suelo no es arcilloso y tienen un porcentaje alto de materia orgánica. De ahí que cada vez sean más personas las que se animen a apostar por este tipo de cultivos.

Para quienes estén valorando esta opción, García recomienda un mínimo de tres hectáreas si se va a tratar de una explotación única. “Una persona puede llevar el mantenimiento perfectamente. Sería lo mínimo para poder tener rentabilidad”, indica.

Los arándanos son los frutos que más tardan en producir, con una media de dos a tres años, si bien las últimas innovaciones, como la producción en fuera de suelo, permiten adelantar este proceso. Por su parte, las frambuesas, moras y fresas pueden hacerlo ya el mismo año que se planten.

Eso sí, García advierte de que “antes de dar el paso hay que tenerlo muy claro. Cuando uno acomete un proyecto de este tipo tiene que hacerlo muy bien y tenerlo todo bien atado. Al final la inversión que se tiene que hacer es grande”.

En Asturias, en los últimos años se ha empezado a producir, además, un cambio con la llegada de nuevas variedades que permiten enfocar la producción a los meses de junio y julio. Esta medida abre un nuevo nicho de mercado y reduce las posibilidades de sufrir plagas como la mosca Suzuki. “Es una fecha más natural y nos permite probar variedades que tienen más calidad, y por tanto son más llamativas para el consumidor", concluye el experto.