El "domingu’l gordu" tiene relevo en Rozaes: la juventud se suma a la tradición de los mazcaraos

La cita maliayesa se recuperó hace ocho años gracias a la asociación vecinal y cada vez suma más niños y chavales

El sonido de los cencerros se oye por varios kilómetros a lo largo del valle en el que se ubica la parroquia maliayesa de Rozaes. El "domingu’l gordu" ha comenzado y los mazcaraos se preparan para recorrer cada uno de los barrios en una jornada que se extenderá hasta que el sol se haya ido. "El año pasado nos dieron las ocho de la tarde", recuerdan mientras se afanan en los últimos preparativos los responsables de esta cita. Son poco más de las doce y media de la mañana, y en los domicilios de la zona ya esperan ansiosos su llegada.

El "domingu’l gordu" tiene relevo en Rozaes

El "domingu’l gordu" tiene relevo en Rozaes / Alicia García-Ovies

A lo largo de su recorrido pararán en más de una docena de casas. Allí, serán agasajados con sidra, tortilla, sándwiches y los tan deseados frixuelos que algunas vecinas estuvieron preparando desde primera hora del día. Esos serán los únicos momentos en los que se quitarán las caretas, antifaces y telas que cubren su rostro. El resto del camino lo harán a cada tapada, haciendo casi imposible reconocer quién se encuentra detrás de una u otra máscara. Porque ese es el objetivo de los mazcaraos, desfilar sin ser reconocidos, gastando bromas, asustando a quienes se encuentran en su camino...

El "domingu’l gordu" tiene relevo en Rozaes

El "domingu’l gordu" tiene relevo en Rozaes / Alicia García-Ovies

"Es un tradición que en Rozaes lleva toda la vida. Recuerdo cuando era cría que la casa de mis padres, La Casona, era el punto de encuentro y de ahí se salía a recorrer el pueblo. En aquella época mi madre tenía un baúl lleno de trapos y con eso nos vestíamos. Una careta y listo", recuerda Encarnita Díaz, quien todavía guarda una fotografía de cuando era niña junto a otros dos amigos en la que salen "con unos calzoncillos largos y mallas". "No necesitábamos más", dice.

El "domingu’l gordu" tiene relevo en Rozaes

El "domingu’l gordu" tiene relevo en Rozaes / Alicia García-Ovies

Lamentablemente, con el paso de los años y el crecimiento del Carnaval de Villaviciosa, la tradición de los mazcaraos se fue perdiendo hasta casi desaparecer. En 2016, la asociación de vecinos decidió, después de varios años dándole vueltas, retomar la festividad. "Comenzamos siendo muy pocos, pero cada vez se apunta más gente", destaca Díaz. Entre ellos, numerosos niños.

Los hermanos Miguel y Víctor Meana, de 10 años, llevan dos participando y están más que encantados. "Nos gusta mucho. Antes no sabíamos qué eran los mazcaraos, pero ahora nos encanta", aseguran. Los pequeños estuvieron el fin de semana pasado en la comitiva que participó en el Carnaval de Piasca de Potes y el próximo 24 de febrero acudirán a un encuentro de mazcaraes tradicionales en Portugal al que los maliayeses han sido invitados por primera vez.

Este viaje es una oportunidad más de "llevar el nombre de Rozaes por el mundo", destacan los vecinos, aunque sí es cierto que acudir a Portugal les impedirá participar en el desfile de Villaviciosa.

El "domingu’l gordu" tiene relevo en Rozaes

El "domingu’l gordu" tiene relevo en Rozaes / Alicia García-Ovies

Valeria García pertenece también al grupo de las nuevas generaciones de mazcaraos. Empezó cuando lo hicieron sus primos, Víctor y Miguel, y asegura que seguirá participando "siempre que pueda". Ella reside habitualmente en Palencia junto a sus padres, "pero el año pasado me gustó mucho y quise volver", dice encantada.

Con esta cantera parece demostrado que los mazcaraos han dejado atrás aquellos años sin relevo y, a punto de cumplir una década desde su recuperación, están más vivos que nunca. Con un futuro asegurado gracias a los más pequeños, que viven la festividad como nadie, y llevando la tradición maliayesa más allá de las fronteras del concejo, de Asturias y ahora de España.