Un viaje al origen del sidraturismo: la visita a las instalaciones de El Gaitero que ya se realizaba hace cien años

La histórica empresa maliayesa comenzó en los años veinte del siglo pasado a hacer "tours" guiados, que a día de hoy siguen siendo un éxito entre los turistas 

Visitar las instalaciones de Sidra El Gaitero es adentrarse en un trocito de la historia no solo de Villaviciosa, sino de Asturias. Su bodega histórica, una auténtica joya que terminó de construirse en 1898 y que está considerada como Patrimonio Histórico Industrial, mantiene aún los olores del zumo de manzana fermentado que durante año se elaboró en sus grandes toneles de madera, que a día de hoy sirven como telón de fondo a los numerosos eventos que se realizan entre sus paredes.

La empresa, ejemplo de innovación desde sus inicios, apostó en los años veinte del siglo pasado por organizar visitas guiadas para enseñar a la población cuál fue su trayectoria y cómo es su proceso de elaboración. Fue la antesala de lo que hoy se conoce como sidraturismo, una iniciativa que aúna el sector sidrero y turístico para permitir al visitante vivir con los cinco sentidos todo aquello que rodea a la bebida por excelencia de la región.

La visita a El Gaitero comienza con un viaje a sus orígenes. En la planta superior de lo que antes era el antiguo edificio de dirección y administración de Valle, Ballina y Fernández, constuido en 1890, los visitantes comienzan el recorrido viendo una proyección que les explica cómo nació la empresa y su evolución. 

El resto de la exposición la conforman escrituras, manuscritos, retratos, productos y los originales publicitarios de los “spots” que tan popular hicieron a la marca. Desde cuadros originales de Julio García Mencía hasta el retrato que en 1886 Fernández Cuevas hizo de un gaitero y que se acabó convirtiendo en símbolo por excelencia de la empresa. “El gaitero existió, lo retrataron un día de espicha, pero nunca se supo quién era”, explica Eva María Alonso, encargada de la visita junto a Elvira González.

En el trayecto hasta la bodega puede encontrarse desde la bomba de trasiegu más antigua hasta una saturadora comprada en París en 1888, máquinas que con el paso de los años dieron el relevo a otras más modernas y eficaces. Cabe destacar que El Gaitero comenzó produciendo dos millones de botellas al año para lo que contaba con una plantilla de cerca de 300 personas, mientras que a día de hoy, 134 años más tarde, los más de 60 trabajadores logran sacar adelante una producción de 25 millones.

La visita termina con una degustación de dos de sus productos estrella, Sidra El Gaitero etiqueta negra, de denominación de origen, y Sidra Rosé. Para los niños, zumo de manzana. Estas pueden realizarse de jueves a domingo y tienen una duración aproximada de una hora y media. El aforo máximo es de 30 personas, por lo que se recomienda reservar con antelación.