Las maquetas monumentales de Roberto Fernández dan la vuelta a Asturias y apuntan a Madrid: así son sus últimas obras en madera

La iglesia de San Pedro de Gijón, el Teatro Campoamor de Oviedo, el hotel de La Reconquista o la basílica de Covadonga, nuevas creaciones del maliayés

Roberto Fernández, con sus últimas maquetes en madera.

Roberto Fernández, con sus últimas maquetes en madera.

V. Alonso

Muchos vecinos de Villaviciosa ya conocen el hobby de Roberto Fernández y las artísticas maquetas que ha realizado de los monumentos más emblemáticos de la localidad. Entre ellos, la Casa de los Hevia, el Teatro Riera, la Casa España, el Ayuntamiento, la iglesia de La Oliva o el Conventín de Valdediós, todas con madera de okume. Impecables también han sido las réplicas de esculturas como la "Asturiana" de Benlliure, o la “Exaltación de la manzana” de Eduardo Úrculo. Unas obras de gran realismo que han merecido el premio de Cubera o el reconocimiento por parte del Ayuntamiento con una exposición en la Casa de los Hevia durante las fiestas del Portal

"La afición por el mundo de las maquetas de madera me la inculcó el maestro artesano de Villaviciosa Manolo Cuadra, con el que empecé a trabajar cuando tenía 17 años. Con él aprendí muchísimo y seguramente haya sido de los mejores tallistas que haya habido en Asturias", explica Roberto Fernández, que no pudo retomar su afición hasta su jubilación en la empresa Nestlé hace 20 años 

Lo que empezó como un pasatiempo está dando lugar a una espectacular colección y en los últimos tres años se ha decidido por hacer réplicas de algunos de los monumentos arquitectónicos asturianos que más le gustan. Así, en su casa se puede ver casi un pequeño museo con la iglesia de San Pedro de Gijón, el Teatro Campoamor de Oviedo, el hotel de La Reconquista o el Ayuntamiento de Oviedo. Otra joya arquitectónica que causa admiración en sus estantes es la basílica de Santa María la Real de Covadonga. 

Además de su afición por la marquetería, está la de los relieves en madera, con una docena de obras que resaltan por su belleza y colorido. Entre sus minuciosos trabajos destacan representaciones de Cangas de Onís, el puerto de Tazones, la Semana Santa maliayesa o las esculturas "El Viajero" y “La Regenta” con la Catedral de Oviedo.

Tras su pasión, se esconden miles de horas de trabajo y esfuerzo físico y mental, pero, sobre todo, de disfrute. “Dedico cuatro o cinco horas diarias a una afición que me relaja y gratifica, y tengo la suerte de conservar buena vista, pulso, y mucha paciencia. Para realizar las obras a escala, me baso en fotografías para lograr el mayor realismo posible. Las pequeñas piezas que simulan piedras, ventanales, tejas de cubiertas y otros detalles de cada edificio también las hago con cartón pintado a mano. Cada maqueta me lleva más de dos meses de minucioso trabajo", explica este autodidacta de 82 años, cuyas obras alcanzan gran perfección y una total similitud con la edificación original

En estos momentos se encuentra inmerso en terminar la iglesia de San Miguel de Lillo de Oviedo. "Es una de las joyas del Prerrománico, muy bonita de hacer", señala. El artista ya se plantea su próximo gran reto. "Me han encargado la plaza de Cibeles en Madrid. Es un trabajo muy guapo, pero a la vez complicado y una gran responsabilidad, ya que es para unos amigos de mi hijo Manuel y de mi nieto Samuel, que viven allí. Me va a exigir un gran esfuerzo, pero me hace mucha ilusión", asegura este entusiasta artesano de la madera

Lo que quiere hacer ahora es exponer todas sus maquetas en Villaviciosa. "En casa no las ve nadie", dice este artista maliayés sobre una espectacular colección de maquetas y relieves que son auténticas obras de arte