El albergue de animales de Oles supera el trámite ambiental a pesar del rechazo vecinal

La protectora Apasa, impulsora del proyecto, deberá realizar una estimación de los niveles sonoros que provocará la actividad para adoptar las medidas previas que sean necesarias para contener el ruido

Finca donde está previsto construir el albergue de animales.

Finca donde está previsto construir el albergue de animales. / R. A. G.-O.

El albergue de animales que la Asociación para la Protección de Animales (Apasa) prevé abrir en la localidad de Oles, en Villaviciosa, continúa superando trámites administrativos a pesar del rechazo vecinal. La consejería de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico ha resuelto favorablemente el informe ambiental estratégico al considerar que la propuesta «no tiene efectos significativos para el medio ambiente». Eso sí, obliga a los promotores a realizar una estimación de los niveles sonoros que tendrá el proyecto una vez ejecutado para, en función de los resultados, adoptar las medidas previas que sean necesarias para contener el ruido.

La asociación también deberá concretar la solución propuesta para la red de saneamiento y para la depuración a nivel, "teniendo en cuenta las características físico-químias de las aguas residuales generadas en la instalación". Además, en el momento en que exista la posibilidad de incorporar dichas aguas residuales a una red pública, deberán hacerlo.

La contaminación acústica es uno de los temas que más preocupa a los vecinos, como queda reflejado en las alegraciones presentadas durante el proceso de información pública. Consideran que "la futura actividad va a producir una afección acústica importante en varias viviendas próximas, superándose los límites de referencia". En este sentido, aclaran que en un radio de cuatrocientos metros se encuentran no menos de 30 edificaciones, mayoritariamente residenciales. Además, resaltan que "la zona presenta una gran población de animales salvajes como los jabalíes, que merodean diariamente el entorno; lo cual supondrá la generación de ladridos durante el periodo crepuscular y nocturno". 

Para evitar todas estas afecciones, la consejería plantea utilizar "un apantallamiento apropiado que posibilite mantener los niveles sonoros por debajo de los máximos admisibles establecidos por la normativa vigente". Para ello, deberán tenerse en cuenta "las situaciones más desfavorables en cuanto a horarios, tipo y número de perros ladrando simultáneamente, así como las características de aislamiento acústico de los cerramientos que se planteen".

Una solución que, en un primer momento, tampoco sería del agrado de los vecinos, para los que se incurriría en una afección paisajística y visual negativas", ya que las pantallas "deberán alcanzar una altura aproximada de cuatro metros".

A pesar de todas estas críticas, el proyecto continúa su tramitación. El albergue ubicará sobre una superficie de 5.105 metros cuadrados y contará con dos zonas diferenciadas, una de ellas abierta al público general. Los tres volúmenes construidos en la zona privada funcionarán de manera independiente. Uno de ellos se destina a gatos, con una superficie de 100,32 metros. Otro acogerá una perrera, incluyendo dos boxes de cuarentena con una superficie de 121,90 metros, y, por último, un tercero también irá destinado a perrera, incluyendo zonas de limpieza, vestuario, almacén y demás servicios necesarios para el funcionamiento del albergue.