Tensión por las nubes

Pilar Tuero

Pilar Tuero

Oigo en la BBC que hay gente que está tan enganchada al móvil que empiezan a tener estrés severo  y hasta subidas de tensión. Mal cuando se usan y mal cuando no se pueden usar. Las adicciones al móvil son ya pavorosas en número e intensidad.

Se nota los que somos del siglo pasado. Cuando llegó el teléfono a las casas de los baby boomers, no solo no nos creaba ningún estrés sino que nos alegraba la vida. Coger el teléfono significaba largas conversaciones con las amigas que habíamos visto hacía diez minutos en el colegio, charlas infinitas los fines de semana o bajar a una cabina y charlar con los que estaban en la cola. El teléfono era la disculpa perfecta si estabas enfermo, si necesitabas hacer una pregunta del cole o si estabas aburrido. Cuando sonaba corríamos por el pasillo gritando ¡ya voy yooooooooooo, que nadie lo cojaaaaaaa!

Hay muy poca gente tenga teléfono fijo en casa. Es increíble la cantidad de cosas que vemos aparecer, desarrollarse y morir. El fax- historia-, las cintas VHS -kaput-, los radio cassettes- ???- y ahora resulta que hay ordenadores en el trabajo que no permiten CDs. Las ciencias adelantan que es un frenesí y cosas que nos parecieron el último grito, se han convertido en el último reclamo del punto limpio.

La tan siempre sabia radio inglesa recomienda apagar el móvil, dar un paseo o leer. Parece mentira que la BBC salga con esas obviedades, como si no lo supiéramos ya.

Así que cuidado con los E-books, parece que siempre lees el mismo libro, no puedes olerlos ni tocarlos, no puedes comentar lo coqueta que es la portada y no los puedes prestar a los amigos con la frase esa de "y no me lo pierdas, que le tengo mucho cariño".

Lo dicho, me he convertido en un dinosaurio.