Opinión

El testamento vital

Es un documento de voluntad vital anticipada acerca de los cuidados y el tratamiento de la salud que deben cumplirse cuando ya no seamos capaces de expresarnos personalmente.

Esta es, muy resumida, la información que podemos encontrar en la red. Lo que no vamos a encontrar en Internet es por qué se ha hecho necesario.

Tras indagar un poco, he aquí un testimonio que resume el sentir general y justifica su existencia:

…”Me llamo Jesús y no sé bien qué hago aquí, porque me siento como un auto mal aparcado. A pesar de haber educado a mis hijos en la idea de que al final de la existencia uno pasaba de su casa al cementerio, al parecer han decidido que primero tengo que “disfrutar” de este paso intermedio.

Siempre pensé que abrazar la parca era un acto que se hacía a oscuras y en silencio, pero parece que mi experiencia de decir adiós a la vida estando rodeado de aparatos electrónicos bajo focos fluorescentes, va ser menos íntimo de lo que había imaginado”.

Jesús lleva tres años en una residencia para la tercera edad porque contrajo el covid y su familia decidió que era más seguro para él permanecer en un lugar que estuviera atendido por profesionales especializados; como si envejecer fuera una enfermedad en sí.

Se ha ido recuperando hasta cierto grado, pero no como estaba antes. Ahora se siente tremendamente pesado y piensa cada vez con más frecuencia en lo penoso de los días sin hablar apenas con nadie, en las noches a solas, en definitiva, en el poco sentido que tiene la vida en esas condiciones.

En su malestar ha llegado a concebir la idea de que, igual que Dios un día nos da la vida, debiera haber una especie de ángel exterminador que nos la quite cuando dejemos de ser autosuficientes.

Se queja de que en el salón donde permanece la mayor parte del día apenas el diez por ciento de los internos tienen la cabeza en su sitio y es imposible entablar conversación con ellos.

La mayoría parecen almas en pena - dice. La mirada perdida y vacía, los cuerpos vencidos hacia un lado y la cabeza torcida mientras permanecen impasibles sentados en sus sillas de ruedas. Hay que darles de comer, de beber, ponerles un pañal o enviarlos al baño de manera regular.

A pesar de sentirse afortunado porque su familia no ha dejado ni un solo día de ir a verle y de invitarle a tomar un café o dar un paseo, a discutir sobre la actualidad política, tanto nacional como internacional, es consciente del paisaje desolador que pinta el futuro para él.

Jesús hoy tiene una cita en el notario. Firmará un documento que le ampare ante la voracidad y la deshumanización de un sistema sanitario enfermo a causa de los constantes recortes presupuestarios, cuyos protocolos de actuación se alejan bastante de la idea que tiene Jesús de decir adiós a la vida en su casa, en paz y en silencio.

Algo se está haciendo muy mal…