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Susana Fernández

Es posible educar en la tolerancia y la igualdad

Las mujeres necesitamos ser responsables de nuestro propio bienestar

“Cuando una mujer toma la decisión de abandonar el sufrimiento, la mentira y la sumisión. Cuando una mujer dice desde el fondo de su corazón ‘Basta, hasta aquí he llegado’. Ni mil ejércitos de ego y ni todas las trampas de la ilusión podrán detenerla en la búsqueda de su propia verdad”. Han pasado más de 30 años desde que Clarissa Pinkola Estés escribiera este texto en ‘Mujeres que corren con lobos’ y a día de hoy aún nos sirve de reflexión para incidir en la necesidad de la educación y de la toma de conciencia para identificar conductas negativas.

En mi doble vertiente de mujer y madre de un hijo sé que es posible educar en la tolerancia y la igualdad a hombres valientes, justos y respetuosos, como también sé que las mujeres necesitamos ser responsables de nuestro propio bienestar, es decir, conocer, huir y denunciar actitudes condenables. Para ello, es muy importante que no estemos solas. Es necesario que las instituciones público-privadas tejan redes de protección, a través de los servicios sociales, las estructuras judiciales o los servicios sanitarios.

Porque es una labor de todos como sociedad, que la violencia de género atraviese las puertas del ámbito doméstico y salte al espacio público, como una forma de reprobar y señalar a sus ejecutores. Es un esfuerzo colectivo en que debemos incidir no solo hoy, 25 de noviembre, sino en nuestras acciones diarias porque desde el gesto más pequeño hasta los más notorios cuentan, si se trata de salvar vidas.

 

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