Oviedo, J. A. O.

El arzobispo emérito de Sevilla, cardenal Carlos Amigo, fue de los últimos invitados de Jesús Sanz Montes en llegar ayer al hotel Regente. Poco después de registrarse en la recepción del establecimiento, atendió a LA NUEVA ESPAÑA y valoró la figura del nuevo arzobispo, al que dijo «conocer muy bien». Según indicó, se trata de «un auténtico franciscano, con una gran bondad de corazón y muy cercano a la gente». A juicio de Amigo, estamos ante «una persona dotada de una gran espiritualidad que en seguida se gana el favor de las personas». Es más, añadió que «sus condiciones y personalidad le hacen muy adecuado para ser el nuevo arzobispo de Oviedo».

Por su lado, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que ha sido noticia por el rechazo que su nombramiento generó en buena parte del clero de la diócesis donostiarra, llegó a Oviedo con el tiempo justo para cenar, pasadas ya las nueve de la lluviosa noche de ayer. El prelado se negó a extenderse en comentarios y, a la carrera hacia el comedor, al ser interpelado por su opinión sobre Sanz, exclamó: «Le queremos mucho».

El obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, que coincidió varios años en Aragón con Jesús Sanz Montes, siendo titular de la diócesis de Teruel, destacó que el nuevo mitrado ovetense es «una fantástica persona, de un gran nivel, tanto humano como intelectual». En esta línea, aseguró que se trata de «un religioso muy apegado a la realidad de la gente» y se mostró «convencido» de que «Asturias ha tenido muchísima suerte con este nombramiento».

Las opiniones favorables también se sucedieron entre los integrantes de la delegación de Huesca y Jaca, con más de medio centenar de sacerdotes y otros tantos laicos que llegaron ayer por la tarde en viajes organizados y que regresarán a Aragón esta tarde, tras comer en Oviedo. Monseñor Sanz estuvo especialmente atento a los que hoy dejan de ser sus feligreses y les saludó uno a uno, con gran afecto, minutos antes de iniciar la cena con el resto de mitrados.