La crisis, ese leviatán omnívoro, se anda tragando miles de empresas por toda España pero, según los datos de una encuesta elaborada por una red de franquicias, los negocios de la depilación resisten los zarpazos de la recesión y marchan viento en popa.

Parece claro: donde no hay pelo, hay alegría. La cadena No+Vello, especializada en depilación láser, publicó ayer los resultados de un interesantísimo estudio donde se asegura que la población asturiana está por encima de la media española en usos depilatorios.

Según los datos de este trabajo que cambiará el destino de la humanidad, el 45% de la población asturiana se depila, frente a la media nacional del 44,1%. Además, Asturias es la cuarta comunidad autónoma menos velluda o, al menos, la que más cuidado pone en no parecerlo.

El estudio está relleno de datos curiosos, como que el 15 por ciento de los hombres se depila y que el 74 por ciento de las mujeres hace lo propio, una cifra que además nos lleva a pensar qué es lo que hace el otro 26 por ciento de la población femenina española con su vello y si es que se lo dejan libre, libre como el viento, por aquello de reivindicar que tenemos un cachín de Neandertal en los genes.

Ana Morgade, colaboradora del programa de Buenafuente, arrancó su intervención en el programa del lunes de la siguiente manera: «Y ahora voy a hablar de algo más letal que un solo de gaita: la muerte». Bien ahora vamos a hablar de algo más letal para Pilar Fernández Pardo que un solo de gaita: Francisco Álvarez-Cascos. El PP asturiano anda estos días de cabeza por cuenta de la supuesta candidatura del ex vicepresidente del Gobierno, que dicen que quiere volver a la política sin que se sepa realmente si quiere volver o si no quiere volver o si todo lo contrario. Hay teorías para todos los gustos, colores y tamaños, pero sin duda la visión más preclara de todas las que han llegado a oídos de este humilde gacetillero nació de la mente privilegiada de una alcalde popular, cuya identidad no desvelaremos para que no se convierta en el «gurú» de esta crisis política. Al parecer, este alcalde, un tanto confuso por la situación creada, propuso esta salida: «¿Y no podemos decidir el candidato después de las elecciones?».