Oviedo / Gijón, L. Á. VEGA / M. PALICIO / M. CASTRO

El vertido de la térmica de Aboño parece diluirse en la mar y las cinco playas de Carreño afectadas (La Palmera de Candás, El Tranqueru, Xivares, Peña María y Les Carranques de Perlora) presentan mucho mejor aspecto después de tres días de limpieza, en la que ayer participaron un centenar de personas, entre ellas 25 trabajadores de HC. Por eso, el director general de Interior, José Luis Villaverde, indicó que la diferencia con el primer día del vertido es «abismal». Sin embargo, la disminuida mancha se acercó ayer peligrosamente a arenales de Gijón y Villaviciosa.

Aunque la cantidad de fuel que llegó ayer a la costa fue muchísimo menor, las lluvias elevaron el nivel de la ría de Aboño, lo que lavó las rocas y arrojó más galipote al mar, y el viento del Oeste desplazó las manchas de fuel, ya bastante diluidas, ante las playas de concejos vecinos, lo que hace temer que algún residuo pueda llegar en los próximos días a su litoral. Tanto el director general de Interior, como la de Sostenibilidad, Paz Orviz, y el director de Bomberos de Asturias, Jaime Martín Herrero, que sobrevoló la costa afectada, indicaron que «la situación evoluciona bien». A unos dos kilómetros del litoral de Gijón y Villaviciosa se detectaron irisaciones muy diluidas, que podrían eliminarse de mantenerse las lluvias. Sin embargo, no descartaron que algo de fuel pueda llegar a las costas en los próximos días, aunque en cantidad mínima. Los directores generales calificaron de «despropósito» que este vertido pueda compararse con el del «Prestige», pese a los temores de pescadores y hosteleros de Carreño a un impacto negativo en sus respectivos sectores.

Lo cierto es que, en 2003, se sacaron 4.500 toneladas de residuos, frente a las 20 que se han extraído de las playas de Carreño. Y es que la cantidad vertida al mar ha sido esta vez mucho menor. Algo más de 10 toneladas. En próximos días se remitirán al juez de Gijón que estaba de guardia cuando ocurrió el vertido, así como al fiscal de medio ambiente, Joaquín de la Riba, los resultados de las diligencias de investigación abiertas por el servicio de protección de la naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Gijón, ante la posibilidad de que se haya cometido un delito medioambiental. Serán el juez y el fiscal quienes decidan si corresponden acciones penales. El vertido se produjo hacia las cinco y media de la madrugada del martes, aunque la Guardia Civil no tuvo conocimiento del mismo hasta las ocho y media. Salvamento Marítimo lo supo veinte minutos después, gracias al aviso de un pesquero.

HC, causante del vertido, envió ayer a las playas a 25 trabajadores de Aboño, que se sumaron voluntariamente al dispositivo de limpieza, integrado por un centenar de operarios. Además, se analizaron las mareas para determinar qué personal se necesitará en próximos días para mantener la limpieza.

La alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, exigió a HC Energía que dé una explicación clara a la ciudadanía sobre la marea negra. Se trata del segundo vertido contaminante en menos de una semana de dicha central. «Echo en falta explicaciones de la empresa a la ciudadanía. Los responsables tienen que dar respuestas, no sólo hacerse cargo (de los daños) y hacer un plan de recuperación medioambiental», indicó durante una visita a El Musel. Moriyón se preguntó si este desastre «se pudo evitar».

La sección sindical de CSI en la térmica de Aboño emitió ayer un comunicado en el que vincula el siniestro con la falta de inversiones y la insuficiente plantilla para operar en las instalaciones con seguridad. Además, el comité de empresa de la central térmica de Soto de Ribera, también de HC, en otro comunicado, indicó que hechos como los ocurridos «deberían ser incompatibles con una empresa energética».

Los ecologistas se mostraron inmisericordes. Greenpeace pidió el cierre de la térmica; Equo reclamó una revisión de la autorización ambiental, y la sección asturiana de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) exigió poner todos los medios para mitigar los efectos de un vertido que puede afectar a las aves migratorias y a la población local.