Los hosteleros asturianos, inmersos en una crisis que desde hace años ha mermado la asistencia de clientes a los locales, rechazan de forma tajante la posibilidad de establecer nuevas restricciones al consumo de tabaco. En cambio, sí defienden el paso de 16 a 18 años de la edad mínima para beber alcohol en Asturias, tal y como establece el borrador de Ley de Atención Integral en Materia de Drogas.

José Luis Álvarez Almeida, presidente de Hostelería de Asturias, remarca que en su momento realizará las alegaciones oportunas al anteproyecto de ley. «No se debe crear alarmismo. Me gustaría que la ley fuera lo más flexible posible en materia de tabaco», señala. La prohibición de fumar en los retranqueos de las fachadas le parece excesiva y asegura que la norma que plantea el Principado no va acorde con la legislación nacional. «Incluso en Madrid con el proyecto de Eurovegas se están replanteando ser más flexibles», matiza.

Almeida advierte de que a la hora de legislar es necesario tener en cuenta la adversa climatología de Asturias que hace necesario contar con terrazas cubiertas en los locales. También pide mayor claridad de la ley, que a su juicio no dice a qué pasará con las terrazas que tienen más de dos paramentos.

Además, el presidente de los hosteleros se cuestiona que si el tercer paramento es a media altura se considera la terraza como cerrada. Asturias es la comunidad autónoma donde más inspecciones y sanciones se producen acerca del cumplimiento de la ley antitabaco. Almeida no considera «justo ni positivo» dar una imagen de restricción. «Lo importante es el consenso y la educación», comenta.

En cambio, el sector hostelero, casi de forma unánime, sí respalda que se suba la edad para poder consumir alcohol de los 16 a los 18 años. No obstante, Almeida matiza que «el problema del alcoholismo está en las calles donde los jóvenes hacen "botellón" y no en los bares». «Porque el hostelero deja de servir bebida cuando ve que el cliente ya no toma más». Almeida considera que prohibir las barras libres «es poner un coto». Y además opina que las barras libres no incitan a las personas a beber más. «Es como los coches que pueden alcanzar los 300 kilómetros por hora, pero la gente no los conduce a esa velocidad por ello», estima.

José Méndez, propietario del restaurante gijonés «La Zamorana», indica que desde que entró en vigor la Ley Antitabaco del 2005 ha disminuido la clientela que hace sobremesa en los locales. «Ya ni siquiera piden el café y la copa como se hacía ates. Todo lo que sean restricciones nos perjudica mucho y dadas las circunstancias de crisis más aún», asegura.

José Alonso, propietario del restaurante avilesino Jose´s, fue de los pioneros en Asturias en adecuarse a la normativa que restringió el consumo de tabaco en los locales. «Al principio lo notamos en la clientela, pero luego todo se recuperó y nadie se queja». Sí detecta que ha bajado la cantidad de gente que fuma. «En la terraza ya no se recogen aquellos ceniceros repletos de colillas», señala.

Luis Alberto Martínez, chef y propietario del restaurante ovetense Casa Fermín, considera complicado hacer una ley a gusto de todos. «Creo que con la normativa actual ya es suficiente; si se aplica bien no hay ningún problema», asegura. Explica que al principio la prohibición de fumar en el recinto del restaurante fue traumática. «Pero poco a poco la gente ha respondido francamente bien; tal vez se nota que se hace un poco menos de sobremesa», indica. Aunque, como en todo, también hay matices: «No es lo mismo una comida privada que un almuerzo de empresa. Cuando la gente tiene que ir a trabajar, no se toman tantas cosas», señala. Constata que el número de fumadores se ha reducido.

Alfredo Rodríguez, de la cafetería avilesina «Moliendo Café», rechaza de forma tajante cualquier cambio que implique poner más trabas a la actividad de los hosteleros. «Ya está bien, que nos dejen vivir, porque a este paso vamos a tener que poner autobuses para que la gente vaya a fumar al campo». En Avilés la problemática es especial por la abundancia de soportales en el casco antiguo. «Ya están las cosas bastante complicadas como para que nos pongan más obstáculos», resalta.