Casi 3.000 personas reclaman ayuda en Avilés para parar la sangría de cierres industriales

"Somos nietos y nietas; hijos e hijas, de productores de la empresa", recalca la presidenta del comité de empresa de Saint-Gobain en el Parche a rebosar

Avilés sale a la calle para salvar su industria al grito de: "¡Cristalería no se cierra!"

Saúl Fernández

Saúl Fernández

La amenaza de despidos que la multinacional Saint-Gobain Cristalería lanzó sobre 120 de sus empleados (y otros cuantos más de las auxiliares, en consecuencia), paradójicamente, fue el acicate que logró ayer tarde lo que la compañía se había propuesto el pasado día 8 de abril: poner en la calle a los trabajadores del negocio de parabrisas en Avilés del que se quiere deshacer.

Pero no sólo a ellos.

La movilización de ayer fue de trabajadores puestos en el filo de la navaja "por una multinacional codiciosa", según señaló Verónica Otero, la presidenta del comité de fábrica, cuando llegó la hora de leer el manifiesto resumen de 38 días de lucha por un porvenir acorde con la realidad y no con el informe que justifica que lo mejor para la empresa es el despido masivo.

Casi tres mil personas se sumaron a la movilización. Y lo hicieron aplaudiendo las palabras que también salieron de la garganta partida de la presidenta del comité: "Los asturianos y asturianas celebramos cada vez que una nueva empresa se instala en nuestra región, pero debemos impedir que las que llevan años aquí se vayan, e insistimos una vez más a las instituciones: que os necesitamos, que nos ayudéis a parar esta sangría".

Las metáforas de la sangría y el deseo de futuro, que es su contraposición, hilaron una manifestación que, cuando su cabeza estaba entrando en la plaza de la Guitarra, la cola no había salido de la Casa Sindical, que fue el punto de la cita para mostrar músculo a unos negociadores enviados por la dirección europea de una compañía con miradas cortas y sonidos afónicos.

Desde mucho antes de esas seis de tarde –la hora señalada para la manifestación– el entorno de la plaza del Vaticano se había ido llenando de cientos de trabajadores y sus chalecos amarillos. Y también de ciudadanos. Y de vecinos organizados en asociaciones. Y todos juntos produjeron casi tres mil almas. Tres mil almas para decir en la calle, como recalcó Covadonga Tomé, la diputada del Grupo Mixto en la Junta General del Principado, que "Cristalería no se cierra".

Ese fue el grito más enfatizado durante los cuarenta y cinco minutos que duró la manifestación –recorrido corto, pasando de largo por la plaza de la Merced, pero terminando en la meta de todas las movilizaciones obreras de la comarca: el Parche–. "Para ellos es Saint-Gobain, pero para nosotros es Cristalería", gritó a pleno pulmón Verónica Otero, la presidenta del comité de empresa, la encargada de poner voz al lamento largo de mantener el futuro que la compañía quiere truncar basándose en un expediente de regulación de empleo (ERE) con justificaciones "poco claras".

La llamada de atención a la unidad de acción de las instituciones que hizo el comité de empresa sucedió un día después de que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, visitara a los trabajadores de la multinacional Saint-Gobain en el centro de una protesta que comenzó hace 39 días. "No decimos que venga el presidente del Principado a vernos: vamos nosotros donde nos diga", se escuchó ayer durante el recorrido de la manifestación. "El caso es que en todo este tiempo no ha encontrado un momento para nosotros", añadieron.

Esta mañana, Adrián Barbón y la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, se ven en Madrid con el Ministro de Industria, Jordi Hereu. Dos ministros en la misma semana mirando por el futuro de Saint-Gobain. "Nos merecemos que, por nuestra profesionalidad y dedicación, apuesten por nosotros y nosotras, y no sólo nos referimos a las personas trabajadoras, si no a esta comunidad autónoma que ve cómo se están cerrando las empresas, después de que estas se aprovechen de recursos públicos", aseguró Otero ante esas casi tres mil personas que gritaron ayer tarde –y lo seguirán haciendo hasta el próximo día 23, que es cuando, de momento, termina el período de consultas del expediente de los despidos–.

Alcaldes

"Lo importante es que estemos todos unidos, trabajando en la misma dirección, para convencer a la empresa de que tenga un proyecto de futuro en la ciudad", aseguró la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, que fue, a invitación del comité de empresa, la encargada de despedir la manifestación cuando todos ya estaban en el Parche y se había señalado que, como subrayó la regidora avilesina cuando dijo a los trabajadores: "No estáis solos: la comarca está aquí, con vosotros".

Esto de la unidad también fue un asunto que sacaron a colación los otros alcaldes que participaron en la movilización: "En la comarca tenemos que demostrar, cada vez más, esa unidad para defender algo tan importante para nosotros como es la industria", dijo Alberto Tirador, el alcalde de Illas. El de Corvera, Iván Fernández, se movió por los mismos derroteros: "Hay que mandar un mensaje a la multinacional: esta comarca tiene un presente industrial y queremos que siga teniendo un futuro industrial, pero con compromiso por parte de las empresas que se asientan en el territorio, que obtienen riqueza y beneficios".

Sobre esta idea también se pronunció Jorge Suárez, el alcalde de Gozón: "Estas multinacionales yo creo que tienen que cumplir con los compromisos y con las ayudas públicas que están recibiendo"

Eloy Alonso, el alcalde de Castrillón, apuntó: "Este problema no sólo afecta a la plantilla directa de Saint-Gobain, alcanza a toda la comarca. Estamos perdiendo tejido industrial y de calidad", señaló el regidor castrillonense, que estuvo acompañado por Álvaro Queipo, el portavoz del PP en el parlamento de Oviedo.

Covadonga Tomé, por su lado, recordó: "El Gobierno asturiano tiene que aclararse. A mí me contestó en sede parlamentaria que no tiene competencias, pero la Ministra de Trabajo dijo que sí". Rafa Cofiño, diputado de Sumar, aseguró: "Hay que evitar que empresas sin una justificación clara puedan cerrar".

Jonás Fernández, el eurodiputado que ha empezado a mover la crisis en Bruselas concluyó: "Es el momento de mantener la máxima presión sobre la empresa: hay apoyo ciudadano es institucional".

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