La reclamada reforma del sistema de retribuciones de los diputados asturianos aún deberá esperar. Si se cumple el orden del día, la primera reunión de los portavoces tras las vacaciones, prevista para hoy, pasará por alto el asunto. Existe la posibilidad de que alguno de los grupos introduzca la cuestión en el debate. Ninguno confirmó ayer si abordaría la polémica por iniciativa propia y aunque todos coinciden en que debe solucionarse cuanto antes, la realidad dice que han pasado ya nueve meses desde que los sindicatos abriesen la espita, a comienzos del diciembre pasado.

El último intento fracasó a finales del pasado julio, el límite que se habían autoimpuesto los grupos políticos con representación en la Cámara regional. Desde entonces, dos textos entraron en el registro de la Junta General, sin que se produjeran más movimientos. Por un lado, el PP reclamó una vuelta urgente al escenario de la negociación. Y por otro, UPyD, que se había bajado en el último momento de lo que parecía un acuerdo cerrado, efectuó su propia propuesta. Como punto principal, su único diputado, Ignacio Prendes, proponía la supresión de las compensaciones en concepto de kilometraje y desplazamientos. Fuentes del partido magenta confiaban ayer en que hoy se produjera algún tipo de avance.

Precisamente, el dinero que reciben los diputados asturianos en relación con sus gastos de locomoción es la principal fuente de conflicto. Con el modelo vigente, cada parlamentario percibe 0,19 euros por cada uno de los kilómetros que separan su residencia declarada de la sede de la Junta General, en Oviedo. Esa cifra se multiplica por 30 días al mes y, a su vez, por doce meses al año, con independencia de que en algunos periodos no se celebren sesiones, y sin tener en cuenta los días que el diputado en cuestión acude al Parlamento.

Por este concepto, los diputados asturianos «facturan» en su conjunto casi un millón de kilómetros al año, 23 veces la vuelta al mundo, con un montante global de 171.000 euros. Son los datos de 41 de los 45 parlamentarios, pues los otros cuatro son el presidente de la Cámara, Pedro Sanjurjo, y tres miembros del Gobierno, que no pasan kilómetros al disponer de coche oficial y chófer.

El modelo rechazado a finales de julio atajaba en cierta medida el problema. Planteaba terminar con la barra libre de kilómetros y lo limitaba a los recorridos efectivamente por cada diputado, de cuya veracidad se responsabilizaba con su propia firma, además de quedar sujetos al control del los servicios de la Cámara.

También eliminaba el complemento de 933 euros mensuales para manutención y estancia que, igual que los desplazamientos, estaba exento de tributación. Igualaba las percepciones de sueldos a las de los directores generales del Gobierno y, en el caso de los miembros de la Mesa, a la de los consejeros regionales. Además, el salario pasaba a estar sujeto a tributación en su integridad.

Cuando el acuerdo parecía hecho, tras una reunión entre todos los portavoces y quedaba sólo a expensas de una votación en principio rutinaria por parte de la Mesa, todo se vino abajo. Primero, Foro se descolgó del acuerdo, aludiendo que no aceptaban limitar la capacidad de desplazamiento por Asturias de los diputados. El renuncio arrastró al PP. Para ellos, la unanimidad es una cuestión innegociable a la hora de pactar el nuevo sistema.

Ninguna de estas fuerzas se presentó a la votación de una propuesta que inicialmente agradaba a todos. Sí acudió Ignacio Prendes en representación de UPyD, aunque manifestó al presidente de la Mesa y del Parlamento, Pedro Sanjurjo, y al secretario, Aurelio Martín (IU), que no daría su visto bueno al modelo. Lo que era un acuerdo cantado se convirtió en un viaje en solitario del PSOE e IU, que decidieron apartar la propuesta ante la falta de mayoría para su aprobación.

Ahora, sin que ésta haya quedado fuera de juego, al debate se presenta la idea de UPyD, y también la que presentó en marzo el PP, que también apostaba por ajustar los kilómetros a la realidad.