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ARQUITECTURA PERSONAL | JOSÉ LUIS VIGIL | EMPRESARIO Y MÚSICO| (Y 2)

"En China hace tiempo que acabó lo del plato de arroz, y hay más vacaciones que aquí"

"En mi primer viaje a una feria internacional perdí el avión de los jefes, extraviaron mi maleta y apenas sabía inglés en un país donde todos hablaban alemán"

José Luis Vigil, en el almacén de su empresa en Cancienes (Corvera). Ricardo Solis

Cancienes (Corvera),

Javier CUERVO

José Luis Vigil Félix (Avilés, 1949) empezó a ser músico en la adolescencia y medio siglo después sigue tocando con "Los Linces" o cantando en el Ochote "Asturias", pero su vida profesional está en las empresas de equipamientos deportivos Joluvi, que fabrican desde trajes de baño de moda y bañadores de natación para alta competición, patines de todo tipo, hasta ropa para equipos. De su nave de Cancienes (Corvera) sale mercancía para treinta países. Está casado, tiene dos hijos y muchos amigos recolectados a lo largo de la vida con los que le gusta compartir mesa.

-En 1967 pasó a los "Siders".

-De siderúrgicos. En Avilés se notó mucho la llegada de gente de fuera que enriqueció a la ciudad, sobre todo, en la convivencia. Lo notabas en el instituto, en la calle, en la música. Dos de los "Siders" eran de Arija (Burgos), donde Cristalería Española tenía una fábrica.

-¿Quiénes eran los "Siders"?

-José Ramón López, Togüe, Pinedo, Pichichi, Garbín y Juanito y yo. Luego Alfonso, con el saxo.

-¿Dónde tocaban?

-En las cuencas mineras, en Gijón, Oviedo, Lugo, León... En Avilés tocábamos en la pista de La Exposición; en Salinas, en el Blue Moon; en Gijón, en El Jardín; en El Entrego, en el Madison; en Barros (Langreo), en el Somió, y en Mieres, en La Pista.

-Actuaron mucho en Televisión Española.

-En "La casa de los Martínez" y en "Club Mediodía". Los programas se grababan enteros seguidos y si te equivocabas volvíamos a empezar todos. Una vez estaba Togüe cantando agachado, con el micrófono muy bajo y una cámara pilló a mi padre diciéndole que se levantara, que parecía un mono. Y a empezar otra vez.

-Salir en la tele era lo máximo.

-La primera vez que fuimos y nos maquillaron volvimos al día siguiente sin quitárnoslo.

-¿Tenía novia?

-Desde los 18. "Los Siders" ensayábamos en Llaranes, en la parte de atrás de un aula del colegio de monjas. Había un grupo de chicas un par de años menores que yo, con su uniforme de falda de cuadros plisada y chaqueta y medias marrón. Me gustó Charo Piñera Meana, guapa, pelo largo, muy morena, alta, bastante tímida, como yo. En Navidades Ensidesa repartía juguetes para los niños y ella participaba en eso y la recuerdo con gabardina.

-¿Cómo empezaron a salir?

-Estaba muy de moda decorar botellas con el retrato de Goya que salía en las cajetillas de tabaco Goya. Yo nunca fumé, pero cuando nos pidió le diéramos "goyas", movilicé a mis amigos fumadores. Un día quedé con ella para dárselos.

-¿De dónde es Charo?

-De Gijón. Su padre era maestro industrial y vino a trabajar a Ensidesa y a vivir en Llaranes.

-¿Noviazgo corto o largo?

-No había prisa: once años. Estábamos muy centrados cada uno en lo nuestro. Cuando abrió el aeropuerto estuvo una corta temporada de azafata en los autobuses de Oviedo a Ranón, y luego entró de secretaria en una empresa de montajes.

-¿Y usted?

-Al volver de la mili en el campamento Álvarez de Sotomayor de Viator (Almería), en 1971, empecé Derecho. Mi padre y yo vimos en el periódico el anuncio de una empresa importadora de artículos de esquí, fuimos a Madrid a la entrevista y me dieron la representación.

-Buena época para el esquí.

-Sí, llevaba esquíes de gama alta y unos de iniciación, baratos. En 1972 me invitaron a mi primera feria internacional de Deportes, en Múnich (Alemania), la más importante del mundo. Tenía que coger el avión a Madrid y, desde allí, volar con los jefes. La noche anterior tocábamos en el "Mayjeco" de Grado, no había comunicación aérea con Madrid y dos amigos se ofrecieron para llevarme en coche. Tocamos, recogimos, salimos en mi R-12 y en el túnel del Guadarrama el coche paró en seco. Estábamos asustados por los camiones y autobuses que pasaban casi rozando. Un técnico lo arregló con un spray.

-¿Llegó a tiempo a Barajas?

-Había salido el avión y tuve que buscarme la vida solo. En Alemania me perdieron la maleta. Yo sabía poco inglés y allí sólo hablaban alemán. La feria fue muy guapa, una experiencia que te forma de verdad.

-¿Pensó en profesionalizarse en la música?

-Con 24 años, en "Los Linces", nuestro representante nos ofreció un fijo al mes por una dedicación prioritaria. Preferí lo comercial. Cogí otras representaciones de marcas internacionales para venta y distribución en toda España y empecé a nombrar representantes.

-Y hace 27 años fundó Joluvi.

-La sociedad somos mi mujer, con la que me casé a los 30 años, y nuestros dos hijos. Primero tuvimos casa y exposición en la calle Valparaíso, y los almacenes en la avenida de San Agustín. El primer artículo, de Taiwán, era el patín Viena, de cuatro ruedas paralelas, en blanco, que aún vendemos.

-¿Cómo se atrevió a producir?

-Por la experiencia de las marcas internacionales. Vas a reuniones en las centrales de cada casa y eso te da una base para iniciativas propias. Decidimos hacer varias marcas para segmentar las colecciones de acuerdo con cada actividad. Nuestra primera marca fue Jack London, para aventura en tiempo libre, patines de línea y paralelos, monopatín, longboard, patinaje urbano. Otra línea, Mosconi, lleva natación y triatlón.

-Son equipamientos sofisticados para un sitio sin tradición.

-Sí, es complicado, de confección muy técnica, y se puede hacer aquí. Nos llamaban locos, pero fuimos aprendiendo, buscando los mejores proveedores y haciendo los mejores diseños. En Mosconi tenemos productos de gama superalta para competiciones de alto nivel aprobados por la Federación Internacional, y tenemos un traje de triatlón -natación, ciclismo y carrera a pie- compatible y competente en las tres cosas. La medalla de plata de Javier Gómez Noya la ganó con nuestro traje. Las chicas en Londres, también.

-Les fue bien desde el principio.

-Avanzando siempre pero sin jugárnosla. Joluvi es nuestra marca en deportes de equipo.

-¿Cómo lleva la crisis?

-Creciendo, porque, aunque bajó el consumo, aflojó la marquitis. Tenemos una relación de diseño, calidad y precio bien proporcionada. Y hacemos anoraks de pluma, ahora de moda, desde hace seis años.

-¿Sigue fabricando en China?

-Sí. Y es bueno, porque lo pago bueno. He traído producción a España y Portugal. China se ha complicado algo: lo del plato de arroz hace mucho que pasó, y ahora tienen más vacaciones que nosotros.

-¿Fue un padre presente?

-Ahora hubiera preferido estar más con ellos. Entonces estaba muy imbuido del trabajo, y el tiempo que pasa no vuelve. Mi mujer también trabajaba aquí. Hizo la crianza como pudo, llevándolos a casa de la abuela, estudiando en el colegio San Fernando, que estaba cerca. También tiene ese sentimiento de no haber podido cuidar y disfrutar más con ellos. Creo que a José Luis lo inclinó a tener un taller que le permitía convivir con su hija.

-¿José Luis trabaja con usted?

-Hizo Económicas porque le gustaba. Cuando estaba estudiando dijo "no me convence la empresa, pero voy a acabar la carrera y luego decido qué hago". Trabajó en Irlanda, en hospitales y en Dinamarca en invernaderos. Se fue unas vacaciones con un amigo a Granada y se quedó allí. Hace guitarras de concierto que vende a Estados Unidos y Japón. Vive con una chica alemana y nos han dado a Karlotta, nuestra nieta guapísima, de 7 años.

-¿Qué hizo Irene?

-Ingeniero superior en Informática en ICAI, en Madrid, un hueso. Al acabar recibió propuestas de trabajo buenas, pero tenía novio en Avilés y volvió. Lleva de todo un poco en la empresa y está funcionando muy bien, conociendo el proceso completo. Su novio, Ricardo Patiño, ingeniero superior industrial, lleva la exportación,

-¿Qué tal siente que le ha tratado la vida hasta ahora?

-Bien, no me quejo, he tenido dificultades, como todo el mundo.

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