"¡Tola!", grita sin descanso Lucca Orsini desde la Senda del Oso. Mientras su abuelo Enrique Morilla dispara unas cuantas fotografías con su cámara, el pequeño de 4 años se esfuerza una y otra vez por llamar la atención de esos animales que alcanza a ver sentado sobre la barandilla. ""Paca", "Tola" y "Furaco"", dice de carrerilla en su primera visita al cercado. Sólo le faltó el nombre de uno, "Molinera", la osezna rescatada el pasado mes de diciembre en Cangas del Narcea y trasladada a Santo Adriano por su incapacidad para adaptarse al medio natural. Aunque el plantígrado, de apenas un año de edad, ya sale al patio exterior del recinto, ni Orsini ni ningún otro turista hasta la fecha han conseguido ver a la osezna, que permanece completamente aislada. Una red opaca impide que sea vista por los visitantes e incluso por sus propios vecinos, que por ahora se tienen que conformar con olerla a la distancia. Aun así, "Molinera" se ha convertido en la reina indiscutible de los Valles del Trubia.

Hasta el cercado de Santo Adriano se aproximan a diario numerosos visitantes que esperan, con suerte, poder verla. Sin embargo, ayer por la mañana los turistas no fueron muy afortunados. Con paciencia, miraron y miraron, pero el comentario siempre acaba siendo el mismo: "Nada, ni rastro". De hecho, los ovetenses Lucca Orsini y Enrique Morilla fueron unos de los que más tiempo emplearon en observar desde diferentes puntos el cercado. Tampoco se quedaron atrás Daniel de Paz, Margarita Rayón y María Andrés, que esperaban poder ver a "Molinera" echada sobre el verde. El desencanto fue importante. Habían organizado el viaje desde la capital asturiana exclusivamente para conocer a la nueva inquilina.

"Nosotros pensábamos que la osezna iba a estar con el resto de animales y la íbamos a ver. Desconozco la razón, pero me parece muy triste que esté ahí aislada", dijo Margarita Rayón, aparentemente decepcionada.

En bicicleta, por su parte, llegó Francisco López, que aunque su objetivo no era ver a las osas, sino dar un paseo sobre ruedas como de costumbre, la parada en el cercado no pudo faltar. Y más ahora que, como dice, "hay que ver a la pequeñina". Pero tampoco él corrió esa suerte. Y más de lo mismo les pasó a Cristina Serrano y Guillermo Pulido, de Ávila, y a Alberto García y David Fernández, de Vizcaya, aunque ellos no sabían de la existencia de "Molinera". No obstante, todos coincidieron en opinar que el recinto es "demasiado pequeño" para los osos.

"No me gusta nada verlos ahí. Eso para ellos es un agujero. Deberían de estar en el cercado grande", manifestaba Alberto García. Y no fue el único. El ovetense Francisco López también está a favor del traslado de "Paca", "Tola" y "Furaco" a las instalaciones del monte Fernanchín -de 40.000 metros cuadrados-, justamente en un momento en el que se están llevando a cabo actuaciones para su arreglo ante la previsión de desplazar a "Molinera" a este cercado en primavera.

La zona lleva cinco años sin animales y ahora se pretende mejorar la valla perimetral y eliminar los matorrales. "Estarían mejor todos en el recinto grande. Esto es muy poco para ellos", declaró Daniel de Paz. Lo mismo que hicieron Alberto Menéndez, Alfonso Lozano, Javier Rendueles, Juan Luis González y Efrén Villa, que creen, además, en referencia a la nueva osezna, que "no hicieron lo suficiente por ella. Querían traerla aquí y punto".

Esta petición de que las osas más emblemáticas de la región, "Paca" y "Tola", regresen a la que fue su "casa" durante doce años se fundamenta en la preocupación que los turistas tienen por su estado.

Y es que los comportamientos repetitivos de "Paca", ayer curiosamente imitados por su hermana, "Tola", aunque con mayores dificultades por su enfermedad, alarman cada día a más visitantes. Son movimientos en el sitio, de cuatro pasos a un lado y cuatro pasos al otro. Según denunció la Asociación Nacional Animales con Derecho y Libertad, el plantígrado sufre "estereotipias, unos patrones de comportamiento repetitivos propios de animales cuya cautividad se desarrolla en situaciones subóptimas, siendo indicadores del malestar del animal". Con todo, puede que dentro de unos meses, Lucca Orsini y los demás puedan ver por fin a "Molinera" y al resto en un cercado más grande.