Las rupturas matrimoniales, que fueron un termómetro de la recuperación económica cuando primero la crisis las redujo a mínimos y después 2014 las disparó, se estabilizan en Asturias. El número de divorcios y separaciones descendió levemente en el tercer trimestre de este año, pero el recuento de los nueve primeros meses ofrece todavía el segundo dato más alto desde 2010. A la luz de la estadística divulgada ayer por el Consejo General del Poder Judicial, la región registró 2.220 matrimonios rotos de enero a septiembre, sumando divorcios y separaciones a un ritmo medio de ocho al día que otorga al Principado la quinta tasa más alta de España, con 0,71 demandas de disolución matrimonial por cada mil habitantes, sólo por detrás de las de Canarias, Baleares, Cataluña y Valencia.

En conjunto, mirando el asunto desde el despacho del abogado asturiano Antonio Díaz Solís, presidente de la Asociación Española de Derecho Matrimonial, la tendencia lleva en realidad un par de años saliendo del bache recesivo. La crisis, dice él, contuvo en esos años, bien por las dificultades económicas propias o por el pesimismo que difunden las ajenas, a parejas "que tal vez estaban sentimentalmente rotas, pero juridícamente unidas por no poder afrontar los gastos del divorcio o la partición de gananciales". La cifra que se disparó en 2014 ha caído en 2015, eso sí, hasta estabilizarse y aproximarse a los niveles que eran propios de los primeros años de la crisis.

Tomando como referencia los nueve primeros meses del ejercicio, el dato de este año es el segundo más alto desde 2010, sólo rebasado por el de 2014. De un año a otro, la caída es del 5,2 por ciento y la del tercer trimestre de un ocho similar al 7,4 del promedio nacional. Díaz Solís entiende "coyuntural" la caída del último periodo medido, tradicionalmente correspondiente a la época del año con menos disoluciones -578 en Asturias, 550 divorcios y 28 separaciones- y llama la atención, en el descenso al detalle, sobre la motivación económica subyacente en la estadística asturiana. En el tercer trimestre decrecieron en Asturias un 16,2 por ciento los divorcios de mutuo acuerdo, pero a cambio subieron un 6,7 -el tercer repunte más alto de España en el periodo- los no consensuados, con la particularidad de que son éstos "los más caros". Precisa el letrado que en las rupturas sin acuerdo previo "cada parte debe pagar su propio abogado y procurador, por lo que cuestan el doble, y además pueden estar sujetos a apelación, lo que suma otro gasto" al proceso.

Díaz Solís vincula, por lo demás, la alta tasa de divorcios de Asturias con el elevado índice de matrimonios y los recuentos anuales dejan claro, mientras tanto, el descenso sostenido entre 2007 y 2011 del número de rupturas en la región, del leve repunte de 2011 a 2013 y del gran rebrote registrado en el recuento final de 2014.