La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El aumento de las empresas que transforman productos del campo impulsa al sector

"La leche no vale nada, está casi al precio del agua, hay que venderla elaborada", dicen los empresarios

El aumento de las empresas que transforman productos del campo impulsa al sector

El futuro del campo pasa no sólo por producir, sino también por transformar. Y frente al impacto negativo que supone la caída de precios de algunas materias primas, el aumento de pequeñas empresas transformadoras da esperanzas reales al campo asturiano. Potenciar la industria agroalimentaria es la posible salida a la crisis ganadera. Empresarios, productores y sindicatos coinciden en que el futuro del sector agrario pasa ahora por convertir la leche en queso, los frutos rojos en mermeladas y la carne en preparados. De esta forma, la materia prima, ya de por sí buena, consigue mayor valor añadido y se logra en consecuencia un mayor beneficio económico.

Los profesionales atribuyen precisamente el descenso del paro agrícola en un 6,48 por ciento en 2015 a un repunte del sector agroalimentario. Cada vez nacen más empresas o pequeñas cooperativas dedicadas a la transformación, mientras que las tradicionales constatan una mejora en las ventas. Aun así, queda mucho trabajo por hacer, sobre todo en el ámbito de la innovación y la exportación, los dos retos de este año. A ello se refiere Juan Díaz, director general de la Asociación de Industrias Cárnicas del Principado de Asturias (Asincar). Díaz aprecia un esfuerzo cada vez mayor de las empresas por hacerse un hueco en el exterior. "Hemos avanzado mucho, pero hay que seguir trabajando", opina. También, en la búsqueda de sistemas que alarguen la vida útil de los alimentos y en la puesta en marcha de fórmulas que ayuden a controlar los costes de producción. "En innovación nosotros estamos notando mucha inquietud y eso es bueno", sostiene Díaz.

La industria chacinera vive ahora su mejor momento: es invierno y los productos encuentran una mayor salida comercial. Díaz constata que el sector "va mejorando poco a poco".

La misma percepción tiene Arturo Gancedo, responsable de la Unión de Cooperativas Agroalimentarias del Principado de Asturias y presidente de la cooperativa Busmayor, en Tineo. Gancedo confirma esa tendencia al alza del sector transformador. "Estamos aguantando bien la crisis y notamos que los negocios se mueven. Hay más consumo", asegura. En su opinión, el campo asturiano debería mirar hacia adelante y "dejar de quejarse tanto". "Así no solucionamos nada; lo que tenemos que hacer es trabajar", comenta. Pero, ¿en qué sentido? La respuesta parece clara: en hacer del campo oro. "La leche en estos momentos no vale nada, está casi al precio del agua. Hay que transformarla", manifiesta Amelia Ortega, de Arenas de Cabranes y productora del queso más emblemático de Asturias: el cabrales.

Eso es precisamente lo que piden los sindicatos agrarios a las industrias lácteas de la región. Opinan que sólo diversificando el sector podrá superar la profunda crisis en la que está sumido desde la desaparición de las cuotas el pasado mes de abril. "La industria no debería pensar sólo en envasar leche, también en transformarla en queso, en yogures... Así, el ganadero también ganaría más dinero", dice Mercedes Cruzado, secretaria general de COAG Asturias. Esta ganadera cree que el sector agroalimentario podría tener además un papel clave en la captación de jóvenes. "Necesitamos relevo generacional y yo sé de muchos hijos de ganaderos que estarían interesados en la transformación de la leche", señala.

Sin embargo, José Ramón García, secretario de la Unión de Campesinos de Asturias (UCA) considera que la apuesta por la industria agroalimentaria sería una solución "temporal" a la crisis ganadera, pero no definitiva. Y se explica: "Si ahora todos nos ponemos a hacer quesos, el mercado se saturaría y entonces los precios bajarían. No es bueno que todos hagamos lo mismo; tiene que haber de todo". García pide por tanto acciones más directas que repercutan en la subida de la materia prima; tanto de leche como de carne.

Venta directa

Dentro del sector quesero, los elaboradores piden también un incremento de precios. "Nos pagan muy poco y hacer un queso lleva mucho tiempo. Los que más ganan son los intermediarios", se queja Amelia Ortega, productora de cabrales. De ahí, la importancia de la venta directa, uno de los retos del campo para este año. Aunque en las queserías, lo más acuciante es la promoción. Y no sólo en España y en el extranjero, sino también, y sobre todo, en la región. Los propios asturianos desconocen que en la comunidad se elaboran más de cuarenta variedades de queso. Y en vez de comprar los propios, compran los de fuera. "Al final la gente conoce los de siempre: el cabrales, el gamonéu... Pero del resto, nada. Hacerse un hueco entre los grandes es muy difícil y cuesta tiempo", explica Cristina González, productora de quesos afuega'l pitu bajo la marca "Rebollín" en la cooperativa Agrovaldes, con sede en La Espina (Salas). Esta organización comenzó en 2008, a partir de la leche de sus socios, a hacer sus propias cuajadas. Ahora tiene cinco variedades diferentes, que distribuye por Asturias, Madrid, Estados Unidos, Dubái y Suecia.

Mayor renombre tiene el gamonéu, hoy en día presente en medio mundo. De su elaboración se encarga la pastora Covadonga Fernández. "Ahora el queso es lo único que está dando dinero en el campo, pero también es verdad que se trabaja mucho; es muy duro", comenta. Sus hijas también se dedican a la producción del gamonéu y les "va muy bien". No obstante, Fernández advierte a las nuevas incorporaciones que hace falta sudar mucho la camiseta para sacar el queso adelante. "Para resistir hay que tener mucha moral y ganas de trabajar. No es sólo ordeñar la vaca y echar la leche en un tanque. El proceso del queso es muy laborioso y lleva muchas vueltas hasta la venta", remata. Pese a ello, el queso está cada vez más de moda en Asturias.

Compartir el artículo

stats