"En los últimos 36 años no ha habido cambios significativos en el patrón de las precipitaciones en Asturias pero sí un incremento en el número de argayos", apunta la profesora del departamento de Geología de la Universidad de Oviedo, María José Domínguez. Su grupo -en el que la acompañan la profesora Montserrat Jiménez, el doctorando Pablo Valenzuela, el delegado de la Aemet Manuel Mora y el también meteorólogo, Miguel Iglesias- ha analizado desde 1980 la evolución de los deslizamientos de tierra en el Principado. En este tiempo, explican "hemos tenido grandes argayos que tenido paralizadas infraestructuras durante meses hasta algunos pequeños argayos con víctimas mortales", como el de 1993 en San Martín del Rey Aurelio. "A veces los de pequeña envergadura producen más daño. Lo importante no son las condiciones del terreno sino que haya o no edificios próximos", detalló Domínguez antes de intervenir en Ridea junto a Valenzuela para hablar de "Argayos desde la batalla de Covadonga hasta nuestros días". Tan sugerente planteamiento llevó a la docente a una aclaración: "Hay indicios de que pudo ser un argayo lo que se cuenta de Pelayo", expuso Domínguez, antes de señalar hacia la cuenca del Nalón como el área con mayor acumulación de argayos, por la presencia de rocas más inestables. En general, toda el área central de Asturias, por su mayor densidad de población, es más susceptible de sufrirlos. La base de datos de los geólogos está basada en las informaciones aparecidas en LA NUEVA ESPAÑA. En julio se presentará una tesis doctoral.