Acudir a Casa Tataguyo es sinónimo de disfrutar de la mejor cocina de ayer, de hoy y de siempre. Situado en la Plaza del Carbayedo de Avilés, la historia del establecimiento, que acaba de recibir un sol en la Guía Repsol, se remonta al año 1845, cuando la Tataguya existía como popular fonda y casa de comidas bajo el nombre de Casa Campanal, y lo regentaba María Granda, "La Tata", mujer de gran humanidad y simpatía, dio de comer durante 60 años a tratantes y a todos aquellos que acudían al mercado de ganados. Fue en 1905 cuando el local cambió su nombre al actual, y en 1985 cuando cogió las riendas Juan Rivero Santamaría, su actual propietario, quien reformó las instalaciones, conservando, sin embargo, la esencia de sus primeros tiempos. La cocina de Casa Tataguyo es variada, plural y sorprendente, destacando, por encima de todo, sus magníficas materias primas, especialmente los pescados y mariscos, seleccionados a pie de rula en los puertos de Avilés y Cudillero. Su carta incorpora siempre nuevos platos sin olvidar los que han dado renombre a la casa, como sus conocidos callos, pote y guisos, entre los que ha adquirido especial difusión la longaniza casera con patatas, su milhojas caramelizado, las patatas rellenas de picadillo de ternera, el arroz caldoso y pescados como la lubina de caña al horno. Una oferta gastronómica de excepción que se ve complementada con unas cuidadas y majestuosas instalaciones que, por sí solas, bien merecen una visita. Detrás de las puertas de Casa Tataguyo se esconde parte de la historia de la villa, no sólo por las familias que lo regentaron, sino también por sus clientes y por las innumerables anécdotas facilitadas por el especial clima que rodea el restaurante y que emana cariño, amistad, cercanía y tranquilidad.

- Aunque llegó a Casa Tataguyo hace 32 años, ha mantenido la esencia de la Casa de comidas que se abrió en el mismo local a mediados del siglo XIX. ¿La cocina de calidad no entiende de épocas?

- Antes que nada, un poco de historia abreviada. Como nombre de casa de comidas y bebidas, Casa Tataguyo, funciona con esta denominación desde 1897, es decir, desde hace 120 años. Según las averiguaciones, contrastadas todas ellas documentalmente, existe como tal desde 1845, y en aquel entonces estaba regido por la familia Gonzalez del Río y era popularmente conocido como Casa Campanal. La existencia de este y su longevidad creemos que se debe, fundamentalmente, a la proximidad del Mercado de Ganado Semanal en el Parque del Carbayedo de San Roque, mercado que se mantuvo hasta 1969. En este periodo de tiempo, en el cual se daban bastantes negocios de este tipo, coexistieron dentro de la misma casa, comidas y bebidas, carnicería, salazones y fonda. Durante este periodo tan dilatado, la regencia del mismo correspondió a tres familias, los mencionados Gonzalez del Río y las familias Viesca Núñez y Rivero Jardon, estos últimos desde 1984. En cuanto a la cocina dentro de casa, siempre se procura realizar una cocina honesta y cercana.

- Si las paredes de su local hablaran...

- No hablarían más que de cuestiones y reacciones positivas, sobre todo teniendo en cuenta el tiempo que el negocio permaneció abierto y todos los avatares que a esta España nuestra le sucedieron

- ¿Cuál es la fórmula para llevar tres décadas abierto y gozar una nutrida clientela?

- En la hostelería en general hay dos cosas que no pueden faltar: honestidad y trabajo.

- ¿La innovación y la modernidad gastronómicas tienen fecha de caducidad?

- Para las personas que en la actualidad apuestan por una cocina innovadora, su mayor orgullo seria que, con el paso del tiempo, sus propuestas se convirtieran en platos tradicionales de la gastronomía local, provincia o nacional. En su día, que no se sabe cuándo fue, la fusión de fabas, patatas, verdura y compangos, que sería todo lo que habría en la casa en aquel tiempo, se convirtió en la fabada y el pote asturiano, unos platos que fueron variando en su elaboración en varios lugares y que, en su momento, muchos pensaron que eran una fusión innovadora, una modernidad, que quedo implantada en la sociedad.

- ¿Un buen cocinero nace o se hace?

- En principio, la persona tiene que tener una predisposición hacia lo que le gusta y, a partir de esta premisa y dependiendo de la misma, puede evolucionar más o menos.

- Hábleme de su cocina...

- Ofrecemos una cocina cercana, dando al producto todo el protagonismo en cada una de las elaboraciones, no perdiendo de vista nuestros orígenes ni los tiempos en que vivimos, y teniendo claro a donde queremos llegar, al igual que dejando, con mucho respeto, un legado tal cual hicieron nuestros antepasados. Una fórmula que parece que funciona.

- No paran de recibir premios y reconocimientos. ¿Las distinciones hoy en día son más "caras"?

- Cuando una Casa está en la brecha tantos y tantos años, lo lógico es que te reconozcan el esfuerzo.

- Dicen que en Asturias se peca de comer abundante, ¿la clientela de hoy en día prioriza la calidad sobre la cantidad?

- Eso son historias de nuestro pasado, y era normal teniendo en cuenta de que se vivía en Asturias hasta principios de los años 40: agricultura, ganadería, minería y pesca, oficios que requerían de esfuerzos físicos que consumían calorías. Evidentemente, influye la geografía y el clima.

- ¿Por qué hoy en día es tan complicado encontrar restaurantes que utilizan materias primas 100% naturales?

- No estoy muy de acuerdo con esta afirmación. En Asturias, dada nuestra geografía -téngase en cuenta que, hasta hace poco, vivíamos bastante mal comunicados con el resto del mundo-, las materias primas, muy de moda en la actualidad, serian llamadas de "Kilómetro Cero".

- ¿Qué tiene la cocina de las abuelas que hace que todo el mundo busque esos sabores cuando come fuera de casa?

- No es problema de abuelas, es una historia de mujeres. Ellas tienen una denominada "mano especial" para dar a sus elaboraciones un punto que, dentro de la memoria gustativa de los futuros comensales, recuerdan aquello que se comió en las casas, evidentemente de mano de sus madres y abuelas.

- ¿Comer bien a precios razonables es posible?

- Depende de muchísimas valoraciones personales a la hora de comer y elegir el qué. Me viene a la memoria que, en su día, los trabajadores que se ocupaban de construir el Ferrocarril Estratégico del Norte de España, entre Bilbao y Ferrol, se pusieron en huelga porque todos los días les daban angulas y salmón. Hoy en día esto, gastronómicamente hablando, no tendría unos precios razonables. Al igual que en aquellos tiempos no era nada razonable, en cuanto a precios, siendo muy lustroso que en las mesas se sirviera, la reina del mar, la merluza. Evidentemente en la actualidad, salvo estas anécdotas, se podría comer de formar económica razonable dependiendo de las pretensiones del comensal.

- Con las Navidades a la vuelta de la esquina, ¿qué menú recomendaría para estas fechas?

- Dependiendo si el menú del cual hablamos seria en casa o en un restaurante. Nuestra alternativa va dirigida sobre todo a los domicilios particulares, ya que estas fechas, tanto Nochebuena y como fin de año, son comidas de familia. Creo que teniendo a personas con conocimientos que te ayuden en la elaboración de unos platos que ya no están "de moda", podríamos recurrir a una buena sopa de pescados y, al igual que se comentó anteriormente, una de las múltiples elaboraciones del recetario extensísimo de la merluza, pescado que en la actualidad también esta pasado de moda, y a unos precios súper competitivos. Podríamos continuar con una carne de Ternera Asturiana, elaborada de forma que no moleste mucho a la cocina, es decir, elaboración de horno o rellenos que se podrían preparar con antelación. En cuanto a la dulcería, esta sí que la podríamos elaborar con anterioridad.

Qué ver en Avilés

Foto cedida por la Sociedad Pública de Gestión y Promoción Turística y Cultural del Principado de Asturias / Ayto. Avilés

Un concejo y una urbe comercial, cosmopolita, dinámica, metropolitana, de origen medieval y de gran tradición marinera. Así es Avilés. Ubicada en el corazón de la costa asturiana, Avilés es la urbe más próxima al aeropuerto de la región. Desde la ciudad se accede a cualquier punto de la región en menos de dos horas y media, distando veinte minutos por autovía de Oviedo y Gijón, los dos principales núcleos del Principado. Dispone de puerto comercial, pesquero y deportivo en su ría, elemento a su vez clave para entender la historia de la ciudad. Estas infraestructuras, junto a su situación en el centro costero de la región, le convierten en un importante nudo de comunicaciones.

Desde hace unos años, Avilés se ha consolidado como un destino turístico singular en el paraíso natural asturiano, destacando por sus playas del litoral costero, los espacios naturales que la rodean y su bello casco histórico, uno de los mejor conservados del norte de España, y declarado Conjunto Histórico Artístico. Considerado como la villa medieval de Asturias, al recorrer sus tranquilas calles jalonadas de soportales, plazas, iglesias y palacios, se puede realizar un paseo por la historia desde el S. XII hasta la actualidad, entre espacios y edificios representativos de los estilos arquitectónicos románico, gótico, barroco y modernista. Tierra de descubridores como Pedro Menéndez de Avilés, es una ciudad y un concejo abierto a la innovación y con vocación artística. Además, el Avilés contemporáneo vivió también una gran revolución industrial de la mano de la siderurgia, lo que ha marcado una "fisonomía" postindustrial que inspiró al genio de la arquitectura Oscar Niemeyer la última de sus grandes obras internacionales y la única en España. Un centro cultural que lleva su nombre y que compone un espacio exclusivo entre la ría y el casco histórico. Los cuatro edificios del complejo cultural, unidos a través de una gran plaza, envuelven al visitante en una singular atmósfera con las señas de identidad del autor: escala humana de los edificios, las diversas formas que puede dibujar la línea curva, la amplitud visual del espacio y el color blanco como techo del horizonte.

Sin lugar a dudas, Avilés es una ciudad por descubrir. Una nueva Avilés espera al visitante para quitarle de la cabeza sus imágenes preconcebidas. Pasear por el casco urbano puede llegar a ser una de las visitas que más sorprendan de Asturias. El patrimonio arquitectónico de la Villa del Adelantado es muy variado en estilos y épocas históricas. Al ser una población de gran tradición comercial y portuaria, fueron muchos los nobles que durante la Edad Media y Moderna se instalaron allí, construyendo casonas y palacios. Desde el siglo XII, el pulso económico de esta ciudad se fue plasmando en una serie de realizaciones arquitectónicas, algunas perdidas en su integridad como las murallas y otras conservadas, aunque con sensibles reformas. Algunos de los inmuebles más representativos de este entorno se han ido fundiendo con las nuevas infraestructuras culturales de la ciudad. Por eso en Avilés se respira un ambiente dinámico y cargado de iniciativas públicas. La mejor forma de recorrer la villa es a pie. La calle Rivero y la calle Galiana discurren por los soportales más famosos del Principado, soportales que antiguamente servían de refugio para la venta ambulante los días de mercado. También el barrio de pescadores, las iglesias vieja y nueva de Sabugo, la plaza de los Hermanos Orbón o el palacio de Camposagrado merecen una visita, así como la plaza de España, atravesando las calles de la Fruta o la Ferrería para adentrarse después en el parque Ferrera, auténtico pulmón verde de la ciudad. De obligada visita es la actual iglesia de los padres franciscanos, antigua iglesia parroquial de San Nicolás de Bari. Se trata del edificio de mayor antigüedad de la villa. Construido entre los siglos XII y XIII, cuenta con una interesante portada románica y preciosa bóveda de crucería.

En el Parque del Muelle se halla la escultura más conocida de Avilés. Representa la figura del marino Pedro Menéndez, adelantado de la Florida y fundador de la primera ciudad de Estados Unidos, San Agustín. En este mismo parque está la escultura de" La Foca", homenaje a un ejemplar muy sociable que llegó al puerto avilesino en 1950 y amenizó a los vecinos durante una larga temporada. La estatua en su honor es sólo una de las muchas obras escultóricas que adornan la ciudad y que tienen su máximo representante en "La monstrua". Se trata de una escultura que supone la trasposición de la obra pictórica del pintor avilesino Carreño Miranda a volumen. Está ubicada en pleno corazón del barrio marinero de Sabugo, y el Ayuntamiento encargó la pieza en homenaje al pintor. La obra se completa con un mural posterior que también recoge la imagen de La monstrua, pero desnuda. Ambos cuadros forman parte del fondo del Museo del Prado.

Más información en:

www.tataguyo.com

www.turismoasturias.es