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El AVE a Bilbao, en 2023, mientras a Oviedo y Gijón continúa sin fecha

Fomento, que anuncia 728 millones para llevar la alta velocidad a la capital vizcaína, sólo prevé renovar las vías de Lena a Sanz Crespo

Viajeros tomando un tren en la estación de Pola de Lena. Fernando Geijo

La llegada de la alta velocidad a Bilbao, a diferencia de lo que ocurre con Oviedo, Gijón y Avilés, ya tiene fecha, el año 2023, y presupuesto, 728 millones de euros, según ha anunciado el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Mientras que el AVE se acerca un poco más a las principales ciudades vascas, las asturianas siguen en el limbo: solo existe el compromiso de que la alta velocidad llegue hasta Pola de Lena, previsiblemente en 2021 (las obras de la variante de Pajares concluirán en el verano de 2020, pero restará después la circulación en pruebas por uno de los túneles). Nada más se ha vuelto a saber de la llegada de la alta velocidad a Gijón, anunciada a bombo y platillo hace más de veinte años, comprometida en firme en 2003, y con el estudio informativo iniciado en 2007 y perdido en un cajón.

La inversión estimada del AVE a Bilbao asciende a 728 millones. Se prevé el soterramiento de la estación de Abando (290 millones), donde la alta velocidad enlazará con el metro de la ciudad y el servicio de cercanías; actuaciones de arquitectura (185 millones), que serán cofinanciadas entre el Ayuntamiento, el Gobierno Vasco y Adif; y actuaciones en el túnel de acceso a la ciudad (253 millones), que tendrá 6,2 kilómetros de longitud y será financiado en su totalidad por Adif. El plazo estimado de ejecución de las obras se ha fijado en 48 meses.

El proyecto cuenta con financiación del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que en 2017 concedió una ampliación del préstamo para la "Y" vasca de 1.030 millones, a sumar a los 1.400 millones ya desembolsados. El préstamo servirá para la financiación de los accesos a las tres capitales vascas y otros tramos pendientes de la "Y" vasca, un trazado de alta velocidad a Vitoria, Bilbao y San Sebastián.

Mientras, Oviedo y Gijón tendrán que esperar por el AVE, pues el Estado solo se ha comprometido a llevarlo hasta Pola de Lena y a renovar el actual trazado entre ese punto y la estación de Sanz Crespo, manteniendo el ancho ibérico, pues en la localidad lenense de Campomanes se habilitará un intercambiador de anchos, que sustituirá al actual de León. El Plan Director de Infraestructuras para la Movilidad de Asturias 2015-2030 presentaba tres propuestas para unir por alta velocidad Pola de Lena (donde estaba previsto inicialmente el intercambiador de anchos) y Gijón, pero las tres dependen de que se complete la variante de Pajares y de que Fomento apueste por alguna de ellas.

Todas las fuerzas políticas asturianas reclaman al Estado que la alta velocidad llegue a Gijón. Claro que también se ha oído alguna voz señalando que la llegada de la alta velocidad a Lena, si se complementa con la mejora de las cercanías y la conexión con las principales localidades del área central, podría ser "aceptable", teniendo en cuenta la dificultad técnica que implicaría llevar el AVE hasta Gijón, el elevado coste de las obras y el relativamente escaso ahorro en tiempos de viaje.

Pero la llegada de la alta velocidad suele implicar otras ventajas. En Bilbao, por ejemplo, supondrá la integración urbana y la reordenación de los actuales espacios ferroviarios: el soterramiento de las vías permitirá libera unos 90.000 metros cuadrados de suelo. La línea Vitoria-Bilbao-San Sebastián-Frontera Francesa está cofinanciada por las Ayudas RTE-T (Redes Transeuropeas de Transporte) y, va a recibir ayudas de "Conectar Europa 2014-2020".

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