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MANUELA GONZÁLEZ | Profesora titular en el área de Tecnología Electrónica | DAVID ANSEÁN | Profesor ayudante doctor en el área de Tecnología Electrónica

González: "Más que la financiación, me preocupa cómo mantener al personal que hemos formado"

David_Anseán: "En EE UU en el primer contrato con la Universidad te dan más tiempo para investigar"

Manuela González y David Anseán. JUAN PLAZA

Las baterías, omnipresentes en todos los ámbitos de la vida cotidiana, son uno de los principales desvelos dentro de la línea que coordina la profesora Manuela González en el grupo de Sistemas de Medida, Almacenamiento Energético y Aplicaciones Industriales (SIME) de la Universidad de Oviedo. Sobre ellos recaen buena parte de las expectativas generadas en torno a la posibilidad de reducir el tiempo de carga sin dañar estos dispositivos, determinar la autonomía y grado de envejecimiento con fiabilidad, y aumentar la vida de servicio con la consiguiente reducción de costes. La profesora González Vega y el investigador David Anseán, recuperado el curso pasado como profesor ayudante doctor, vienen centrando su trabajo de los últimos años en esas tres líneas. Ella, con 25 años de experiencia en la docencia e investigación. Él, tras finalizar la ingeniería técnica en electrónica en el campus gijonés, decidió completar sus estudios en la Universidad de Granada y en Linköping (Suecia). En sus trayectorias comparten idéntica preocupación por el escaso cuidado que recibe el capital humano de las universidades. "Sin estabilidad en el personal se pierde todo; y muchos de los que se van fuera ya no los recuperas", sostiene González Vega. Su discípulo estuvo a punto de convertirse en uno de ellos.

Anseán trabajó en empresas tecnológicas en Inglaterra y Berkeley (California). Después quiso volver a Asturias y Tina Álvarez, una antigua profesora, le puso en contacto con Manuela González, que buscaba cubrir una plaza de personal investigador a cargo de un contrato del Ministerio. Al joven le convenció tanto el proyecto que se quedó a hacer la tesis. González Vega compartió con Víctor M. García la tutorización. "Fueron años de trabajo duro y aprender mucho en el laboratorio", recuerda Anseán, quien antes de convertirse en doctor afianzó la colaboración que el grupo de Gijón ya tenía con la Universidad de Hawaii y realizó una estancia predoctoral con el profesor Bor Yann Liaw, experto mundial en el desarrollo de tecnologías avanzadas de celdas de combustible y baterías. De ahí surgió una nueva estancia internacional pero a la vuelta a Asturias para leer la tesis se llenó de inquietud y desasosiego. De la tesis salieron muy buenas publicaciones y sus directores quedaron muy satisfechos pero en la Universidad no había plaza para él. "Tras ser doctor viene la incertidumbre laboral", confirma Anseán. La crisis económica y una oferta para una estancia posdoctoral en Hawaii con posibilidades de estabilidad le llevó a hacer la maleta de nuevo. En la Universidad de Oviedo temieron que lo habían perdido. "Si te sales, una vez fuera, ya es difícil volver", reconoce el joven. Pero a los dos meses de instalarse en Hawaii salió una plaza de ayudante doctor. Y sus tutores no dudaron en contactarle. "Me gusta la docencia, aquí en Asturias estaban las personas con las que había trabajado y aunque en EE UU buscas un futuro en la investigación, eso no lo es todo. Estoy muy agradecido a la Universidad de Oviedo, a la dirección del departamento y al grupo de investigación por haberme dado esta oportunidad", celebra Anseán, sin perder de vista las ventajas del sistema estadounidense: "En tu primer contrato con la Universidad tienes menos horas de clase para seguir investigando y formar grupo". Por eso, pide, si fuera posible, que se tuviera en cuenta la petición de que quienes están en la primera etapa de la carrera académica pudieran dedicarse más a investigación. "Necesitamos más fuerza en eso, si no los recursos se van en preparar las clases", subraya. Al final, "te exigen ser puntero en investigación y muy bueno dando clases pero es inviable".

"La sociedad demanda resultados muy rápidos pero la Ciencia avanza a la velocidad que puede en cada momento y a veces se generan expectativas a las que no se puede llegar", advierte la más veterana. David Anseán, con la dinámica investigadora aprendida en varios países, recuerda que en baterías para que un desarrollo pase del laboratorio a la empresa pueden pasar diez o quince años. "No son experimentos de un día, necesitamos muy buena planificación", argumenta.

De las seis personas con vinculación permanente al grupo de baterías, tres se encuentran acreditadas para catedrático y Manuela González echa en falta una mayor garantía de relevo generacional. "En diez o quince años se jubilará mucha gente, si no se ha conseguido estabilizar a la gente joven, hay líneas que podrían desaparecer", advierte antes de señalar que la docencia y la investigación es lo que les permite devolver a la sociedad lo que antes invirtieron en ellos. Una de sus líneas más recientes tiene que ver con las energías renovables y el uso de sistemas de almacenamiento masivo de energía pero tampoco se olvidan de las aplicaciones portátiles (baterías para equipos de bomberos, mineros?) o de la tracción eléctrica, que implica la esperada implantación masiva del vehículo eléctrico. "Lo que se demanda es más autonomía, reducción del tiempo de carga y reducción de costes", indica González Vega. "Hoy es prácticamente imposible reciclar o reutilizar baterías, es más barato comprar unas nuevas", detalla el más joven. "Si queremos la implantación masiva del vehículo eléctrico hay que resolver el reciclaje de las baterías", apostilla su maestra. Ellos están estudiando cómo se puede dar una segunda vida a esas baterías, lo que requiere nuevas técnicas que permitan dar garantías al nuevo usuario. "Hacemos", dicen, "investigación aplicada a la sociedad, es ingeniería pura". A futuro les gustaría abrir una línea sobre el uso de baterías aplicadas a la medicina pero vuelven a su demanda inicial: falta personal. "Ha habido una reducción de las becas de formación y para investigación", denuncia González Vega, "más que la propia financiación me preocupa cómo mantener al personal que hemos formado".

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