La Granda (Gozón),

Harald zur Hausen (Gelsenkirchen, Alemania, 1936) se crió leyendo libros de científicos y decidió, ya de pequeño, que quería dedicarse a la investigación. Así fue. En la década de 1970 y en contra de lo que creían muchos de sus colegas, Zur Hausen siguió la vía abierta por un compañero italiano y argumentó científicamente que el cáncer de cuello de útero estaba relacionado con una infección de carácter sexual, el virus del papiloma humano (VPH). Su hallazgo -gracias a su descubrimiento se comercializa una vacuna contra el cáncer de cérvix- le mereció en 2008 el Premio Nobel de Medicina. Entonces compartió galardón con los franceses Françoise Barré-Sinoussi y LucMontagnier. Ayer Zur Hausen ofreció una ponencia en La Granda enmarcada en el último curso titulado «Vacunas».

-Defender la hipótesis de que el cáncer de útero tenía relación con un virus de transmisión sexual, ¿fue un acto de rebeldía o de genialidad?

-Ni una cosa ni la otra. Fue el resultado de estudiar cuidadosamente la literatura y la biología del virus así como la epidemiología del cáncer de cuello de útero. Desde que en 1942 un médico italiano descubrió que este cáncer podía estar relacionado con una infección de carácter sexual se sospechaba que debía existir algún virus o bacteria detrás. Se especuló, por ejemplo, con que este tipo de cáncer podía estar tras enfermedades como la sífilis o la gonorrea. Hace 35 años empecé a trabajar en la relación entre el virus del papiloma y el cáncer de cuello de útero y durante todo este tiempo aislamos muchas cepas. La número 16 y la 18 son responsables de aproximadamente el setenta por ciento de los casos de cáncer de cuello de útero. Lo importante es seguir investigando para cubrir ese treinta por ciento restante.

-La vacuna del VPH , «su» vacuna, la reciben niñas que aún no han mantenido relaciones sexuales. ¿Cree que el tabú que aún existe en ciertos círculos para hablar de sexo frena a algunos padres a la hora de proteger a sus hijas?

-Si cada pareja fuera para toda la vida y solo se mantuvieran relaciones sexuales con una sola persona no haría falta la vacuna. Pero hay que ser conscientes de que esto es imprevisible, la vida de muchas vueltas: una persona se divorcia y conoce a otra pareja, se queda viuda... Como desafortunadamente las probabilidades de que haya varias parejas sexuales a lo largo de la vida es alta, lo mejor es prevenir contra la infección porque la vacuna consiste en un par de inyecciones y el cáncer de cuello de útero es muy maligno, con graves consecuencias para la mujer.

-¿El precio de la vacuna (unos 400 euros) cree que dificulta una campaña de vacunación mundial?

-Efectivamente, el precio de las vacunas es muy alto. En las zonas más subdesarrolladas y con menos capacidad económica, donde el riesgo de infección por papilomavirus es más alto, no se puede pensar que la gente compre la vacuna. Considero que dado el precio solo los países desarrollados y con una gran cobertura social como es el caso de España podrán permitirse vacunar masivamente a la población. Aún así espero que en países como China, India o Argentina, donde existe tecnología y están haciendo esfuerzos para crear sus propias vacunas consigan dosis a precios mucho más reducidos.

-¿Cree que la vacuna del VPH la deberían recibir también los niños?

-Absolutamente. Hay que vacunar a los niños porque ellos son también portadores del virus y son los que habitualmente los transmiten a las mujeres. Pero hay al menos otras tres razones para explicar por qué también los niños deben ser vacunados.

-¿Cuáles son?

-Existen dos tipos de cáncer en los hombres que están relacionados con la infección por el virus del papiloma, uno es en las amígdalas y otro un tipo de tumor anal que está ligado a las relaciones homosexuales por infección previa con papiloma. La vacuna también previene la aparición de las pápulas del papiloma que son molestas, dolorosas y que si se evita que salgan es beneficioso para ambos sexos. Y si lo que se pretende es erradicar esta patología humana como ocurrió en el caso de la viruela es necesario matar los virus para lo cual es necesario vacunar tanto a hombres como a mujeres.

-¿La industria farmacéutica respalda lo suficiente a los científicos?

-La industria farmacéutica apoya y respalda las investigaciones científicas que consiguen producir fármacos que ellos pueden comercializar, pero no están tan interesados en apoyar la ciencia básica de la investigación por el conocimiento a pesar de que está demostrado que el conocimiento científico básico es la base en la que se tiene que apoyar el científico para luego poder desarrollar estas medicaciones o cualquier aplicación técnica que mejore la calidad de vida.

-¿Y los gobiernos?

-En Alemania el gobierno apoya la investigación científica razonablemente bien y quizá en España también. Los recortes en investigación científica, eso sí, debido a la crisis mundial son irrecuperables y si se mantiene esa situación pueden suponer un gran problema. Esto sería un retroceso.

-Peste, sida, cáncer... ¿El conocimiento científico no tiene fin?

-No creo que haya un fin para las enfermedades porque la población mundial está aumentando y esto hace que la densidad de población aumente al tiempo que crecen las interacciones entre ellos. Esto facilita el contacto de microorganismos infecciosos y aumenta las probabilidades de que se produzcan mutaciones que causen patologías distintas o más graves o con brotes muy peligrosos para la población mundial pero no podemos anticiparlas: tenemos que estar preparados y seguir investigando para poder atajarlas cuanto surjan.

-¿Su mejor premio por su trayectoria es el Nobel o la vacuna del VPH?

-Como ser humano lo que más me emociona es haber encontrado un mecanismo para proteger a los seres humanos de una enfermedad pero, naturalmente, también como ser humano me ilusionó recibir el premio Nobel y todos los demás galardones que me han concedido.

-¿Qué deberes le puso el premio Nobel?

-Muchísimos más de los que ya tenía. El compromiso social es también mucho más elevado y todo lo que digo es tomado mucho más en cuenta.