Luanco,

Illán GARCÍA

Ángela Obdulia Urgellés Paz, más conocida como Angelita «la Cubana», cumple hoy su primer siglo. Cien años que le parecen demasiados pero que suele acompañar con una sonrisa o con alguna que otra broma con ese acento cubano que, pese al tiempo, no ha perdido. Angelita nació en la localidad de Banes, en Cuba, donde vivió hasta septiembre de 1961. Su familia era propietaria de «El Encanto» de Banes, una tienda «en la que se vendía de todo, desde ropa a perfumes», explica.

Tras la revolución cubana del año 1959, Fidel Castro y los suyos nacionalizaron los comercios y empresas. «Fidel acabó con todo y no se podía ni hablar, entonces fue cuando vinimos a Luanco», destaca esta cubana afincada en la villa marinera, pueblo de su marido José Ramón Fernández, que conserva una memoria exquisita para las fechas. «Llegamos a Luanco un 30 de septiembre a las dos de la madrugada después de haber venido en coche de Santander, que fue donde atracó el barco», explica. La vida de Urgellés en Banes era tranquila. «Me encantaba», afirma. «Además, vivíamos en la parte americana de Banes, donde mi padre trabajaba en la Sugar Company, primero con dulces y luego trabajando con la caña de azucar», apostilla.

Los dulces, precisamente, son una de las pasiones de «La cubana». Se desvive por la «mousse» de chocolate y más aún por el pastel de limón, que ella misma elabora. De hecho, ayer, hizo una tarta de queso. «En mi casa siempre había dos o tres dulces», destaca.

Cuando «La cubana» llegó a Luanco, en 1961, «todo era muy diferente». «Había mucho pescado, ahora no queda nada, y lo que hay, es carísimo», manifiesta esta luanquina de adopción que hasta hace bien poco le encantaba ir al supermercado y hablar con sus vecinos en plena calle. Siempre ha sido una mujer activa que estudió piano «aunque sólo tocaba con pentagramas delante», y corte y confección y atendió las labores de su casa y mientras cuidaba a sus tres hijos. Urgellés celebrará el sábado su centenario con dulces, por supuesto, y con acento cubano.