A. P. GIÓN/ V. MONTES

«Son gastos necesarios para la programación del Centro Niemeyer». Esa es la escueta y reiterada respuesta que ofreció Natalio Grueso, ex director general de la Fundación y actual responsable de Artes Escénicas del Ayuntamiento que dirige Ana Botella (PP), a los técnicos que intentaron buscar una justificación a facturas, talones y cargos de visa sin justificar por valor de 182.616 euros. Así trascendió en las reuniones del patronato de la Fundación del Niemeyer que se celebraron esta semana. «Respuesta recurrente», aseveró la presidenta de la entidad, Ana González, según explicaron algunos asistentes. Pero hay muchas más facturas. Unas de las que más inquietan en el gobierno regional superan medio el millón de euros y provienen de una conocida agencia de viajes. A medida que ha ido pasando el tiempo, la deuda en viajes de los anteriores gestores ha ido engordando. El Patronato conocía su existencia y la estimaba en 200.000 euros. Pero con el tiempo, la agencia de viajes ha ido revelando una sorpresa mayúscula: los viajes superan los 500.000 euros.

Las cuentas que dejó en herencia a su sucesora el ex secretario de la Fundación, José Luis Rebollo, tuvieron que ser reelaboradas. Dicen que fue un trabajo de chinos. Y fue este el motivo por el que los encargados de esta misión casi imposible intentaron buscar en Grueso una respuesta a tanta factura sin justificar. El caos contable era tal que la firma auditora, Deloitte, no pudo comenzar con los trabajos de auditoría hasta mediados del pasado mes de septiembre. Y a punto estuvo de no dar opinión al respecto. Esto es, no veía posible verificar tal desaguisado contable.

LA NUEVA ESPAÑA adelantó que la auditoría presentaba reparos y el pasado lunes trascendió, en la reunión del patronato, que había detectado cinco salvedades. Entre ellas se encuentra una partida de 182.616 euros, por la que supuestamente preguntaron a Grueso. Y esta suma, ¿de dónde procede? 34.930 euros son descuadres en el arqueo de caja (contablemente hay más dinero del que existe en realidad); 37.352 euros se corresponden con talones y retiradas de efectivo aprobados por la gerencia, que se han registrado contablemente, pero de las que se desconoce su origen; 28.258 euros son gastos cargados en tarjetas VISA de los que no se tiene justificación documental alguna, más allá que el cargo en la cuenta del banco; 25.837 son invitaciones realizadas en la cafetería y restaurante del Centro que están registradas contablemente pero de las que no consta justificación alguna, y los 56.239 restantes están agrupados en la auditoría «otros abonos y donaciones carentes de suficiente justificación documental».

Más cuantiosa es aún una partida «fantasma» por importe de 441.220 euros, gastos por servicios prestados en 2010 (la mayor parte de la cuantía facturas de un solo proveedor: la misma agencia de viajes) que suponen una corrección al resultado y a la deuda contemplada en las cuentas de dicho ejercicio (por cierto, sin aprobar). Así, las sumas indebidamente justificada rozan los 600.000 euros.

Que los viajes consumían buena parte del dinero que manejaba cada año a la Fundación no era un secreto. El 21 de febrero de 2011 LA NUEVA ESPAÑA desveló el contenido de la auditoría interna de la Fundación referida a las cuentas de 2009. En ella se decía textualmente que el Niemeyer destinó a viajes de promoción casi el 70 por ciento de su presupuesto. La dirección del centro exigió una rectificación al afirmar que buena parte de esa cantidad se refería al caché y el desplazamiento de los artistas que participaron en los actos del Niemeyer. La Fundación se esmeró entonces que no existían reparos en las cuentas. Esta semana trascendió que así era.

Los ex gestores del Centro visitaron los cinco continentes entre los años 2007 y 2008, cuando aún el centro estaba en obras. En el Principado constan facturas de 2007 por desplazamientos en Río de Janeiro, Hong Kong, Londres (dos veces), El Cairo, Portugal, Japón y Nueva York (en tres ocasiones). En 2008 los viajes de la Fundación con cargo a subvenciones del Principado fueron a Nueva York (tres veces), Tánger, Londres (seis veces), París, Sidney, Tailandia, Sudáfrica, Singapur, Portugal, El Cairo, Cannes, Montecarlo, Jordania, Río de Janeiro y Los Ángeles.

¿Dónde está el origen de todos esos abonos con origen injustificado? «Son gastos necesarios para la programación del Centro Niemeyer» ha sido hasta ahora, según fuentes del Gobierno, el único argumento del anterior director general, sobre el que su secretario, José Luis Rebollo, cargó en una entrevista en exclusiva a este periódico («Natalio Grueso era parco en explicaciones y el patronato en preguntas: mala combinación».

¿Quien pagará ahora esa ingente cantidad de dinero público gastado sin que nadie sepa en qué? En medios próximos al Principado aseguran que la actual presidenta de la Fundación será firme. Ella misma aseguró que la entidad intentará que los ex gestores (Grueso y Rebollo) justifiquen cada una de todas esas partidas sin justificar. ¿Y si no lo consiguen? Dicen en Suárez de la Riva que Ana González no cejará hasta que los responsables reingresen cada euro sin justificar.