L'Otero (Gozón), E. CAMPO

El «Beaumont», un carguero británico que tenía previsto entrar la pasada madrugada en el puerto de Avilés, permaneció encallado durante diez horas en el Cabo Negro, al este de la playa de Xagó. El buque se pasó de la entrada de la ría y acabó varado en un fondo de piedra plana hasta que, con la subida de la marea, el remolcador «María de Maeztu» lo liberó. Una comisión investiga las causas del accidente, en el que sólo resultó dañado uno de los tanques, sin que llegara a perforar. La Capitanía Marítima de Avilés descarta que se haya producido ningún tipo de contaminación, ya que el casco del buque resistió intacto el impacto con la costa. Tampoco resultó herido ninguno de los seis tripulantes a bordo.

El relato de los hechos, tal y como han detallado los diferentes responsables que participaron en la operación de rescate, es el que sigue. El «Beaumont» -de 89 metros de eslora y 7 años de antigüedad- partió del puerto de La Coruña en lastre, para entrar en el de Avilés en torno a las seis de la madrugada. Su objetivo era cargar pellets de madera. Sin embargo, por razones que aún se desconocen, el barco se pasó de largo la entrada de la ría de Avilés y acabó impactando contra el Cabo Negro, con su proa depositada sobre las rocas. El accidente se produjo en torno a las tres de la madrugada. Ni antes ni después de esa hora la tripulación efectuó ninguna llamada de auxilio.

Una hora después, a las cuatro y cuarto, el Centro de Salvamento Marítimo de Gijón observó en el radar del sistema de identificación automática al buque fuera de ruta. Se puso en contacto con el «Beaumont» y los marinos confirmaron el accidente. Salvamento movilizó inmediatamente al helicóptero «Helimer 203», al remolcador «María de Maeztu» y a la embarcación de intervención rápida «Salvamar Rígel». Asimismo movilizó a la base estratégica de salvamento y lucha contra la contaminación de Santander y a los buzos de la base de La Coruña.

La noticia del accidente se difundió pronto, y los senderos del acantilado, habitualmente frecuentados sólo por los pescadores, se llenaron de decenas de curiosos. También acudieron efectivos de la Guardia Civil, de la Cruz Roja, la Policía Local de Gozón, Protección Civil y la Capitanía Marítima. Los espectadores no dejaron de observar lo insólito del accidente, e incluso se atrevieron a especular las causas: «Estarían durmiendo».

El siguiente movimiento lo hizo el consejero de Presidencia del Principado, Guillermo Martínez, que activó a mediodía el Plan Territorial de Contingencias por Contaminación Marina Accidental (Placampa), en previsión de las maniobras de desencallamiento del barco. Este rescate estaba previsto a las tres de la tarde, con la pleamar, pero se adelantó dos horas. Según explicó el capitán marítimo de Avilés, Licinio Alonso, los tripulantes deslastraron los tanques de agua para que el buque perdiera peso, y al primer tirón que dio el remolcador «María de Maeztu», el «Beaumont» salió limpiamente. A las tres ya estaba desactivado el Plan Territorial de Contingencias por Contaminación Marina, al no haber ningún indicio de contaminación. «No hubo filtraciones ni hacia adentro ni hacia afuera, sólo un abollón en la parte delantera derecha, en el tanque uno de estribor, pero no perforó», confirmó Alonso.