La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JOAQUÍN ACHÚCARRO | Pianista, actúa mañana con la OSPA en Piedras Blancas

"No doy clases en España porque no me puedo atar a un conservatorio"

"La Universidad americana es muy flexible, entiende que allá donde tengo un concierto llevo el nombre de la institución"

Joaquín Achúcarro, en una de sus visitas a Asturias.

A los trece años y en pantalón corto ofreció su primer concierto en la Sociedad Filarmónica de Bilbao -la ciudad que le vio nacer- y 66 años después, camino de alcanzar los 80, recorre los escenarios de medio mundo al tiempo que imparte clases en la Universidad Metodista de Dallas, donde es titular de la cátedra J. Estes Tate desde agosto de 1989. A las 20.00 horas de mañana, el pianista Joaquín Achúcarro actuará en el centro cultural Valey de Piedras Blancas junto a la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, que dirige el británico David Lockington.

-En 1959, ganó el Concurso Internacional de Liverpool. ¿Comenzó ahí su trayectoria musical?

-Antes de este concurso, gané otros que, aunque sumaron en mi carrera de estudiante, no fueron determinantes como el de Inglaterra. Los premios internacionales son una manera de darse a conocer, ya que el jurado está integrado por personas relevantes y entre el público se encuentran figuras de gran influencia en el mundo musical. Actualmente, el número de concursos se ha multiplicado. En mi juventud, había tres o cuatro internacionales significativos y, a día de hoy, sólo en Italia, debe de haber más de un centenar. Los hay en todo el mundo. También hay que tener en cuenta el número de concursantes y la incorporación de Asia a la música clásica; unos 50 millones de chinos estudian piano y otros treinta millones violín.

-El piano sigue siendo el instrumento preferido de los estudiantes de música. ¿Qué secretos esconde para captar tanto interés?

-No sé... Pero algo tiene cuando todos los grandes compositores de la historia han sido grandes pianistas.

-El programa que ofrecerá mañana incluye obras de algunos de esos grandes autores: Brahms, Rachmaninov y Dvorak. ¿Qué le ha llevado a esta elección?

-La "Rapsodia" de Rachmaninov es una obra emblemática en mi vida. La toqué en el concurso de Liverpool, también con Zubin Metha en mi debut en Londres e, igualmente, en el primer concierto que ofrecí en Estados Unidos. Es un hito en mi trayectoria.

-Los compositores españoles suelen estar muy presente en sus recitales. ¿Cree que reciben el reconocimiento que se merecen?

-Tenemos una música española de primer orden; tiene un rinconcito en la historia y debemos tocarla. Francia tiene a Debussy, Ravel, Saint Saëns..., Alemania a Beethoven, Bach, Wagner..., Austria a Schubert, Strauss, Haydn..., y España a Falla, que es archiuniversal, Albéniz, Granados...

-Es profesor en Dallas desde hace un cuarto de siglo. ¿Se ha convertido esta ciudad en su segunda casa?

-Tengo dos segundas casas. Una es Oviedo, ya que soy el artista que más veces ha tocado en la Filarmónica de esta ciudad. Otra es Siena, donde soy académico de honor de la Academia Chigiana. En Dallas, me siento un huésped muy honrado. Llevo 25 años y el próximo mes de febrero me harán un homenaje. Está organizado por exalumnos, la Universidad Metodista y la Fundación Joaquín Achúcarro, constituida en 2008 por un grupo de personas e instituciones de la ciudad para ayudar a los jóvenes pianistas.

-En Estados Unidos, le facilitan compaginar la actividad concertística con la docente, combinación que no se permite en España. ¿Qué opinión le merece esta situación?

-No doy clases en España porque no me puedo atar a un conservatorio. Por el contrario, la universidad americana es muy flexible; aspectos como éste hacen que sea fantástica. En Dallas, entienden que, cuando voy a actuar a Japón o Italia, llevo el nombre de la Universidad por el mundo y que mi faceta de concertista aporta un plus a la enseñanza. Ofrecer conciertos no implica reducir el tiempo de las clases. En cuanto acabo las giras llego a Dallas y aumento el número de horas para estar al día.

-¿El músico es un viajero empedernido? Lo hace como estudiante para formarse y como profesional para divulgar su arte.

-Es lógico que los estudiantes quieran salir y aprender con otros profesores. Hoy en día es muy fácil viajar. Yo he recorrido medio mundo; con esta gira he visitado doce países. Pero aún recuerdo cuando salía a las siete de la mañana de Bilbao y llegaba a Oviedo por la noche. Tardo menos ahora en llegar a Dallas.

-Oviedo siempre ha estado muy presente en su carrera.

-Como he dicho, soy el artista que más veces ha tocado en la Sociedad Filarmónica; tantas que en 2013 recibí la medalla de oro de la entidad. Incluso en esta ciudad toqué a dos pianos con mi mujer.

-Entonces, no había las nuevas tecnologías que hoy están tan presentes en el mundo de la música clásica. ¿Qué ventajas cree que tienen?

-Cualquier cambio tecnológico implica cambios sociales; eso lo hemos visto a lo largo de la historia, pero aún no sabemos cómo será ese cambio. Hoy en día, cualquier instrumentista tiene en la punta de sus dedos mucha información, pero tenemos que buscar el yo profundo. Se ha alcanzado mucha precisión y fuerza a la hora de tocar un instrumento, pero creo que falta tradición musical y forma de afrontar la emoción.

Compartir el artículo

stats