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EL PERFIL DE LA SEMANA | JOSÉ RAMÓN GARCÍA FRANCO | Escritor y trabajador de Arcelor-Mittal

El siderúrgico "pulp"

El avilesino escribe novelas baratas, ha publicado diez libros en cinco años y no para de inventar nuevos mundos para seguir divirtiéndose

José Ramón García Franco, con sus libros. RICARDO SOLÍS

José Ramón García Franco (Avilés, 1978) trabaja en la planta de Veriña de la empresa Arcelor-Mittal y, además, escribe novelas. Muchas novelas. Es uno de los autores más prolíficos de cuantos ha dado esta tierra en todos los años de la Historia. Pero eso, a él, no le llama la atención. "Me gusta contar cosas, lo hacía con mis amigos... lo de escribirlas fue una fase más de este camino", apunta así, como sin darse importancia. Entre 2009 y 2013 publicó diez libros: novelas, novelas cortas y colecciones de relatos; historias de fantasmas, policiales y de aventuras. Es el novelista "pulp" de las letras asturianas. Obrero de la siderurgia y aventurero de papel. La literatura todavía tiene futuro.

Novelista prolífico fue, por ejemplo, Pío Baroja. El autor de "Zalacaín, el aventurero" escribía dos libros por año. Como García Franco. En la época de Baroja, no había internet. "Ahora sí, eso ayuda", reconoce el escritor siderúrgico. Sus libros se encuentran en plataformas digitales de autoedición que son las que, a su modo, continúan con el negocio de las letras en España, en caída libre desde el comienzo de la crisis. Las editoriales comerciales han reducido sus planes de publicación de manera radical porque apenas se venden libros y, aún así, los escritores continúan produciendo. Le pese a Hacienda o a los libreros. No todo va a ser "Palmeras en la nieve".

Las editoriales independientes, por su lado, arriesgan su supervivencia apostando por exquisiteces que, por regla general, mantienen la vida cultural en estos tiempos de vacas más que flacas. Así es normal que se haya abierto la vía por la que se internó García Franco cuando decidió publicar sus dos primeros libros: "Demonios en abril" y "El otro mundo", los dos en la plataforma Lulu, los dos, del año 2009.

-Pero yo escribía desde que estaba en el instituto -señala.

E insiste:

-Publico desde 2009, pero contar historias lo hago desde siempre.

Lo primero que sacó fueron "pequeños relatos", apunta. "Con el tiempo me fui atreviendo a historias más importantes", apostilla. Hasta "El pabellón D" (Bubok, 2013), que es, dice, el libro del que se siente más contento. Lo llamativo es que es el último. "Lo publiqué en internet, pero he pensado que igual puedo presentar este libro a una editorial generalista", planea. "Me llevó bastante más tiempo que los otros, sobre todo en lo que respecta al período de organización", reconoce.

García Franco trabaja actualmente en el laboratorio de gran siderúrgica. Antes estuvo en el taller de hojalata de Avilés y andaba a turnos. "Me resultaba difícil escribir", reconoce. Tiene dos hijos: dos gemelos de cuatro años. "Así que tardo en ponerme a escribir", reconoce el novelista "pulp". "Vale, sí, cuando lo hago, es a destajo", subraya. "Me siento por la mañana después de haber ideado el argumento, de haberlo estructurado hasta el último detalle. Cuando es hora de escribir tengo que saber cómo va a terminar el libro", comenta. "No suelo borrar, escribo del tirón. Cuando me pongo a escribir, me sale todo entero", recalca.

Lo que prefiere es el surrealismo. Y es natural: novelista "barato", productor de acero en la gran metalúrgica de Asturias... La vida es un cuento constante. "A mis historias les pasa igual: son relatos surrealistas que se mezclan con la realidad; tienen armaduras de bronce, fantasías de ciencia ficción y aventuras coloniales... en uno de mis libros sale hasta Hitler", explica. "Me gustan mucho los autores japoneses actuales. Murakami, por ejemplo. Esas historias que a veces no sabes dónde te van a llevar. Eso es lo que me gusta", reconoce.

"No sé si soy bueno o malo. Escribo y me divierto y los que me leen también se divierten. Además, alguno de mis cuentos ha sido premiado", apunta. "Lo que busco es que quienquiera que me lea disfrute tanto como yo. Y, claro, lo que más me gustaría de todo es que mis lectores fueran cada vez más: nada más", continúa. "Lo de las plataformas de internet me vino por eso que digo, porque después de escribir andaba buscando lectores. Navegué por esta o aquella página. Era lo mejor para empezar", relata. "A la vez había picado en las puertas de algunas editoriales y en algunas me dijeron que me podían publicar, pero que tenían que invertir mucho en mí, que nadie me conoce", apunta.

Y desde "El pabellón D" no ha parado de escribir. Una comedia disparatada, más relatos fantásticos... "Eso está a la espera", asegura el escritor avilesino en los arrabales de la República de las letras. "No conozco a nadie, pero es que no me da tiempo: el trabajo, los guajes, mis historias...".

-No me considero escritor, cuando alguna vez me lo han dicho me he sentido raro -dice García Franco, diez libros en su haber y unos cuantos más en la parrilla de salida.

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