La venta de las plantas de Alcoa en Avilés, La Coruña y San Ciprián, las tres que conserva la multinacional aluminera en España, está en punto muerto. Así lo cree la plantilla de la fábrica de San Balandrán y también fuentes del sector aluminero, que concluyen que el proceso está paralizado dados los buenos resultados obtenidos por la compañía en la última subasta eléctrica, en noviembre, y al aumento del precio del metal en los últimos meses. La firma no se pronuncia. Se limita a lanzar el mensaje que lleva meses repitiendo ("todas las opciones están abiertas"), si bien ahora subraya que "nunca se ha pronunciado la palabra venta".
Fue en mayo de 2016 cuando trascendió que Alcoa estaba buscando compradores para deshacerse en bloque de las tres plantas españolas, un proceso en el que sonaron como candidatos varios fondos de inversión y el grupo industrial Alibérico. El único que se mantuvo interesado en la compra con el paso de los meses fue Atlas Holding (gestiona en España bajo la firma Aludium dos factorías que adquirió a Alcoa, las de Amorebieta y Alicante), pero los rumores de la transacción cesaron una vez que se celebró la subasta eléctrica, el pasado noviembre, de la que Alcoa salió satisfecha.
"A nuestro modo de ver, el proceso de venta está paralizado. La fábrica tiene interrumpibilidad para 2017 y parece que hay posibilidades de llegar a un acuerdo para establecer un marco energético estable. Tampoco creemos que esté completamente descartado, pero es difícil colocar algo que no es rentable", aseguran fuentes sindicales. Las factorías de Avilés y La Coruña acumulan años de pérdidas y las previsiones apuntan a que 2016 también se cerró en negativo, aunque los representantes de los trabajadores aún no disponen de "datos oficiales".
Las previsiones para 2017 parecen algo más halagüeñas por los buenos resultados de la subasta eléctrica, si bien el repunte del coste de la factura eléctrica puede jugar otra mala pasada a Alcoa (casi el 40% de sus costes de producción proceden del precio de la energía). Y es que esa sigue siendo la espada de Damocles del aluminio primario en España, inciden los sindicatos: "Aquí tenemos un mercado regulado en función de los intereses de la industria reguladora de la electricidad. Alcoa y otros productores de aluminio anunciaron en 2016 cierres de plantas en otros países y continuaron fabricando e incluso acometiendo inversiones tras alcanzar acuerdos energéticos estables con los respectivos gobiernos". Los trabajadores de la fábrica de San Balandrán creen que Alcoa ve con optimismo "los cambios que se han producido en el Gobierno". "Parece que tienen fe en un sistema que les permita seguir fabricando no solo en Avilés, sino también en Avilés y La Coruña", señalan las mismas fuentes.
En cuanto a las informaciones que trascendieron sobre la posible venta, en medios sindicales creen que "todas las partes" en liza "jugaron sus cartas": "La multinacional, con el objetivo de obtener mejores resultados en la subasta de interrumpibilidad, y los posibles compradores por sus intereses en que Alcoa se desprendiese de sus fábricas a un precio competitivo". "Todo el mundo jugó sus bazas. Unos querían ampliar sus negocios mediante una compra a buen y otros buscaban arreglar el problema energético. Pero todo lo que ha trascendido ha sido verdad. Si el resultado de la subasta hubiese sido otro, el horizonte sería ahora peor y las decisiones de Alcoa irían por otro lado. Las empresas electrointensivas no consiguen mejores precios para sus costes energéticos mediante la negociación con los productores eléctricos, sino en los despachos del Ministerio", añade otro representante sindical. Los sindicatos, por otro lado, se preparan para la negociación del convenio colectivo, caduco desde el 31 de diciembre de 2015.
