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JUAN ALFONSO ORTIZ RAMOS | Diplomático español, visita Avilés

"La guerra en Siria va para largo; hay muchos intereses y nadie quiere ceder"

"El temor de Al Asad a que lo liquidaran, como a Ben Ali en Túnez, le llevó a la vía durísima de recurrir a la guerra"

Juan Alfonso Ortiz Ramos, en la redacción de LA NUEVA ESPAÑA de Avilés. MARA VILLAMUZA

C. G. MENÉNDEZ

Embajador en Egipto y Sudán durante seis años, Juan Alfonso Ortiz Ramos, estrechamente vinculado con Asturias -posee una casa en Salinas-, ofrece este martes en el Centro de Servicios Universitarios, a las 20.00 horas, la conferencia titulada "Conflictos de poder en la guerra de Siria", organizada por la Sociedad Económica de Amigos del País de Avilés y Comarca.

- Desde hace seis años, Siria ha centrado la mirada del mundo. ¿Cómo ve un diplomático esta guerra?

-El panorama ha cambiado en Oriente Medio y Siria es un país destrozado, únicamente tiene actividad militar. El gobierno legal de Damasco sólo controla el treinta y pico por ciento de su territorio, menos de un tercio del país. El resto se lo reparten entre muchos. Es un caos.

-¿Alguien se preocupa por la población civil?

-En esta guerra se discute lo que quiere Rusia, Irán, Arabia Saudí, los emiratos del Golfo... pero nadie se pregunta, ¿qué es lo que quieren los sirios? Nadie se plantea esta cuestión porque casi han desaparecido. Había una población de 22 o 23 millones de personas y se calcula que han muerto ya más de medio millón. Y hay que sumar los refugiados, entre 6 y 8 millones, y los desplazados, también varios millones.

-La guerra dura ya seis años, ¿tiene visos de concluir?

-Sí, seis años y no se sabe por dónde va a salir. Son tantos intereses los que hay, que nadie cede hasta que no consigue lo que busca. Esto va para largo.

-Habla de intereses cruzados de los países del entorno. ¿Cuál es la situación?

-Egipto, por ejemplo, tiene una posición muy contradictoria en el conflicto. Por un lado, envía mensajes de apoyo al régimen de Damasco, contra el que lucha Arabia Saudí, y por otro, lucha contra este último porque ambos pelean en la guerra de Yemen. Es decir, apoya a Arabia en un sentido y le hace la contra en otro. No tiene nada que ver lo que busca Arabia en Siria con lo que pretende Egipto. Pero los dos quieren lo mismo en Yemen. Pero, además, hay países que están ayudando a los kurdos contra el régimen sirio. Hay un lío de intereses cruzados en el que participan seis u ocho países.

-Tras tantos años, ¿cree que ya se ha olvidado dónde se sitúa el origen de la guerra?

-Se ha olvidado que empezó muy suave, con manifestaciones de la población pidiendo mejoras económicas y políticas a un régimen que se las trae. Y encima es un régimen de minorías. La mayoría de los sirios son musulmanes sunitas y el Gobierno, desde hace dos generaciones, está en manos de una minoría chiita. Para los primeros, los chiitas son apóstatas y herejes. Es decir, desde hace 40 o 50 años manda una minoría y lo consigue por el ejército, cuyos jefes son de esa minoría.

- ¿Hay otras minorías?

-Hay otras que no aparecen, como los cristianos, que son el diez u once por ciento. Entre los cristianos y los musulmanes sunitas son mayoría, y no tienen representación.

- ¿Qué ocurrió para llegar a la guerra?

-Quizás el temor del régimen de Al Asab a lo que le pasó a Ben Ali en Túnez, que por intentar negociar, lo liquidaron. Entonces optó por la vía dura, durísima.

-¿Qué papel representa Europa?

-No está metida en la guerra, pero sí involucrada en el asunto del Isis, que entra en Siria desde Irak y ocupa el veintitantos por ciento del territorio. Puso la capital en Al Raqa y obtiene financiación de la zona de Arabia y del Golfo, probablemente no del sector oficial, sí del privado, de empresarios millonarios, por una cuestión religiosa.

-Con tantos frentes abiertos, ¿por dónde pasa la solución de Siria?

-Creo que por el Isis, que ya ha hecho de las suyas en Londres, París, Bruselas... Buscan la provocación.

-Rusia también está implicada. ¿Qué intereses le mueven?

-Quiere que le garanticen una base naval importante que tiene en territorio sirio. No la quiere perder, es su jugada estratégica. Desde la Rusia zarista ha tenido el complejo de estar encerrada sin acceso a lo que llamaban los mares cálidos.

- ¿Por qué ha sido Alepo el núcleo más afectado?

-La gran urbe que era Alepo, antiquísima, con gran actividad intelectual y más importante, incluso históricamente, que Damasco, ha sido laminada, bombardeada. Era una ciudad rebelde, de unos tres millones de habitantes, con industria, cultura y en la que predominan los sunitas. Se pensaba que Alepo podía ser el punto de inflexión de la guerra, que la caída de la ciudad podía ser el final, pero tampoco está tan claro.

- Los refugiados sirios se cuentan por millones. ¿Cómo valora la actuación de España en la acogida?

-Cuando, en el marco de la Unión Europea, España negoció cuántos íbamos a acoger, se aceptaron 17.000 frente a los más de dos millones que tiene Turquía. Comprendo que no es fácil que te envíen un número así de personas a las que tienes que alojar, buscar un trabajo... Pero cuando comparas las cifras, te preguntas, ¿cómo maneja esto Turquía?

- En este sentido, ¿cree que esta guerra está sacando a la luz lo peor de cada estado?

-Puede, porque la población que abandona Siria sale con voluntad de volver. Tardarán, pero imagino que desean regresar a su país, aunque no va a ser fácil. Habrá que reconstruir el país física, moral y políticamente. ¿Y quién va a mandar, Al Asab para volver al principio?

- ¿Cómo es Al Asab?

-Ha decepcionado mucho. Siria, desde la independencia en los años 40, salvo periodos de tiempo pequeños, siempre ha estado en manos de militares. Esta dinastía de los Asab procede de un golpe militar con el padre del actual presidente. Se creía que con Bashar Al Asab, oftalmólogo, formado en Londres, llegaría la modernidad y los tiempos de apertura, pero eso no ha ocurrido en absoluto.

- Hay negociaciones de paz en marcha. ¿Considera que pueden llegar a buen puerto?

-Una de las vías de negociación en marcha está patrocinada por tres países que no piensan lo mismo de la guerra de Siria: Rusia, Irán y Arabia Saudí. Cada uno tiene sus propios intereses en Siria. No sé cuál será el fin de estas conversaciones. No sé cómo va a acabar este intento. Se trata de una situación muy compleja.

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