El 20 de marzo de 1565, el monarca Felipe II encargó al militar y marino Pedro Menéndez de Avilés la toma de Florida, colonizada hasta entonces por protestantes franceses. El actor Pablo Castañón encarnó ayer frente a un público expectante y asombrado el papel del Adelantado y su labor de alistamiento como parte de las dos jornadas de recreación histórica que la asociación de vecinos que lleva su nombre organiza anualmente.

Después de haber comprado el viernes en el Carbayedo la madera necesaria para construir las naos, ayer, el Adelantado recorrió toda la ciudad en busca de aliados. Por la mañana, el militar se presentó en la iglesia vieja de Sabugo para reunirse con los frailes y sacerdotes del barrio marinero. En la Mesa de los Mareantes explicó la necesidad "urgente" de reclutar a todos los marineros posibles. En total, Menéndez explicó que necesitaba "500 hombres, 200 labradores y 200 marineros", que embarcarían con un sueldo de dos maravedíes y una comida por día. Sin objeciones por parte de los pescadores, la segunda parada, ya por la tarde, fue en el palacio de Ferrera, hogar de su amigo Esteban de las Alas, a quien encargó dirigir la comitiva en alta mar.

La orden del monarca, que se leyó en alto en varios puntos del centro histórico, pedía al avilesino levantar tres pueblos en Florida. Para que estos asentamientos prosperasen, el Adelantado acudió a los pequeños comerciantes, que le esperaban frente al teatro Palacio Valdés, para que embarcasen con él y enseñasen sus oficios a los indígenas. La aventura dependía solo del bolsillo del avilesino, que decidió también acudir a un prestamista en la plaza de Sol.

Con sus aliados armados y sus bolsillos llenos, el Adelantado se despidió de su mujer y tres hijas y, con la bendición de los Padres Franciscanos, partió descendiendo la calle de la Fruta, como hace 452 años, rumbo a Florida y la futura ciudad de San Agustín.