Gijón, Eloy MÉNDEZ

Entre los tres forman medio equipo. El conjunto benjamín de balonmano de las Escuelas Deportivas del Colegio Público Laviada de Gijón, dependiente del Club Balonmano Azabache, cuenta en sus filas con unos hermanos trillizos que han hecho de este grupo de niños una reunión casi familiar. Álvaro, Julián y Gonzalo Camporro iniciaron la práctica de este deporte hace ahora cuatro años y se han convertido en una pieza clave del conjunto que entrena Miguel Collada. En una categoría donde las normas establecen que se juegue con cuatro jugadores más el portero, la presencia de alguno de los Camporro en la cancha está siempre asegurada.

«Los pongo a jugar de cualquier cosa, hasta de porteros», asegura Collada, que reconoce que «al principio me costaba un poco diferenciarlos, pero ahora ya los conozco hasta por la cara». Algo muy frecuente en los equipos de categoría benjamín, en los que, según el técnico gijonés, «lo más importante es que aprendan a jugar en todos los sitios». Precisamente porque nunca repiten en el mismo puesto, los tres hermanos están «encantados» con formar parte de este equipo dependiente del Azabache, club que preside Vicente Sánchez. «Yo ni los reconozco, pero la verdad, los tres son unos niños que se esfuerzan mucho por aprender», asegura el presidente.

Pero estos hermanos, que cursan Primaria en el mismo centro en el que juegan a balonmano, no sólo son esenciales para su equipo por ser tres. También lo son por sus diferentes habilidades. Hasta el punto de que ninguno coincide a la hora de lanzar a puerta. Álvaro maneja a la perfección la mano derecha, Gonzalo es zurdo y Julián, ambidiestro. «Nos gusta el balonmano porque lo pasamos muy bien en los partidos y porque el fútbol nos parecía más aburrido», asegura Gonzalo con el asentimiento de sus dos hermanos.

Más allá de lo anecdótico, lo cierto es que el caso de los Camporro entra el lo puramente estadístico cuando, al revisar las fichas de los diferentes equipos benjamines de Asturias, se convierten en los únicos hermanos trillizos que juegan en un mismo equipo de balonmano. Un hecho poco frecuente y que convierte al equipo benjamín del Colegio Laviada en un caso excepcional. «Este año quedamos terceros en la Liga de Gijón, pero llamamos más la atención que lo que fueron primeros», bromea Sánchez y Collada.