La feria de la localidad maliayesa de Argüero, además de su lógica vocación comercial, tiene cada vez más un peso cultural y tradicional nada desdeñable, que hace que además de la gente de la zona, se desplace un número creciente de turistas.

Prueba de ello es la actitud de niños como Álex Alonso, de 12 años, que se paseaba por las calles del pueblo llevando a la ternera de cuatro meses «Manola», con la única intención de que «la gente que no es de aquí disfrute de tocar algún animal asturiano». Alex, vecino de Gijón aunque nacido en Tazones, le daba el relevo a un amigo de Oles, dueño de la res, que se había cansado de caminar de aquí para allá con el animal. Efectivamente, muchos curiosos se acercaron para tocar a la ternera.

El peso de la ganadería en la feria es innegable. A lo largo de la calle principal se acomodaron ayer varios centenares de cabezas de ganado vacuno de las razas autóctonas y también de frisonas, y en una finca cercana había ejemplares de caballos y de burros. No faltó gente que entró en la feria en sus monturas.

También se dejó ver el peso de la tradición, en este caso de la gastronómica, con el tremendo éxito del puesto de comida casera, de la de toda la vida, que ofrecieron cuatro mujeres del pueblo: Isabel Obaya, Ana Victoria Álvarez, Argimira Peón y Neli Pardo. Después de dos días enteros cocinando todo tipo de postres caseros, al mediodía de ayer se los quitaban de las manos. Especialmente, casadielles. «Hicimos casi seiscientas y se nos están acabando», aseguró Isabel Obaya.