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Los vecinos del Regueral, en Candás, demandan aceras para la carretera

"Nos tienen abandonados", claman los residentes en el barrio, transitado a diario por caminantes y corredores

Un tramo de la carretera del Regueral, ayer. M. G. SALAS

Los vecinos del Regueral, en Candás, se sienten marginados. Llevan décadas reclamando la construcción de aceras en la carretera que atraviesa el barrio y que conecta la villa con la localidad de Zanzabornín, en Piedeloro. Sin embargo, sus quejas nunca han obtenido respuesta y eso a pesar de que el vial es transitado a diario por paseantes y corredores, dada su cercanía al polideportivo municipal. "Llevamos años pidiendo que hagan algo, pero no nos hacen caso. Nos tienen abandonados", denuncia Laudelina Fernández.

Esta vecina cuenta que el tramo de la vía que tiene que recorrer desde su casa hasta la parada del tren se ha convertido en su peor pesadilla. "Cualquier día tengo que tirarme a los setos, porque en una carretera para carros, pasan los coches a unas velocidades tremendas", comenta. Aunque lo peor es cuando dos vehículos se cruzan en la calzada. "Es muy peligroso, porque no hay casi espacio y si en ese momento encima te encuentras gente caminando, ya no sabes ni qué hacer", explica José Antonio Fernández, que cree que sería necesario ensanchar "al menos metro y medio" la carretera. Aunque lo que más urge ahora mismo es la construcción de una senda peatonal, que proteja a los vecinos y caminantes. "Por aquí viene gente todos los días y a todas horas. Y los que vivimos en la zona somos más prudentes, porque sabemos qué curvas tienen peor visibilidad, pero eso el resto lo desconoce", opina Maribel González. De hecho, por el barrio no sólo pasean adultos, sino que también corren niños. "Yo porque ya no puedo casi caminar, pero antes que salía por la carretera, pasaba mucho miedo", expresa Araceli Díaz.

A pesar de estas necesidades, las obras de mejora del vial no acaban de llegar. Y los vecinos no lo entienden. Argumentan que en otras localidades del concejo, menos transitadas que la suya, hay aceras y buena iluminación. Ponen como ejemplo El Valle, Tamón o la carretera que une Candás con Antromero. "Nunca ves a nadie caminando por allí y por aquí que pasa todo el mundo, no hacen nada. Y eso que pertenecemos a Candás. Pero de nosotros nadie se acuerda nunca; sólo para recaudar", protesta Díaz.

Y es que las deficiencias que concentra la vía del Regueral son muchas. Los vecinos también denuncian que hay poca iluminación y que las cunetas tardan en limpiarse meses. Y cuando se limpian, se hacen mal. "Desbrozan, pero dejan la hierba ahí, no la retiran, por lo que en cuanto llueve, ya tenemos la carretera inundada de agua", protesta Alejandro Fernández. Las mismas quejas las hacen los vecinos del barrio de al lado, El Piñeu. "Por la noche casi no se ve, las cunetas las tienen abandonadas y por si fuera poco estamos pagando por un saneamiento que ni tenemos", critica Celestino Costales.

Por su parte, el Ayuntamiento de Carreño ha concluido las obras del camino de La Sierra, en el Regueral, que fueron financiadas con cargo al remanente de 2013 con un presupuesto de 28.312,18 euros. Las actuaciones, llevadas a cabo por las empresa Pavitek, consistieron en la reparación del pavimento para eliminar los baches, en el ensanche de un tramo curvo y en la limpieza de las cunetas. De forma paralela, el tractor municipal está realizando labores de conservación de viales por la zona.

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