El hombre del insulto viral ("por siete votos...") a Sánchez en Oviedo se gasta 2.000 euros al mes para protestar contra el Gobierno: "Soy de centro y fui amigo de Abascal, aunque me distancié"

Lucho Arranz, el jubilado burgalés que increpó al Presidente en el HUCA, acude a protestar cada día a Ferraz

Un hombre increpa a Sánchez al inicio de su comparecencia en Oviedo y este le responde

PI Estudio

Se llama Luis Arranz, lo conocen como "Lucho", tiene 70 años, fue funcionario de prisiones, estudió Ciencias Políticas y Sociología, está jubilado, vive solo en un pequeño pueblo cerca de Aranda de Duero (Burgos) y hace dos semanas salió de su casa a las 5.30 de la mañana y se subió al coche con destino Oviedo. ¿El motivo? Increpar a Pedro Sánchez, presidente del Gobierno – hoy en periodo de reflexión– durante su visita al HUCA de Oviedo. "¡Pedro Sánchez, por siete votos tienes el culo roto, tienes el culo roto!", gritó Lucho al líder socialista durante su comparecencia ante los medios en el hospital. El momento se hizo viral inmediatamente. ¿Quién es ese?, se preguntaban los presentes. Luis Arranz responde en conversación telefónica con este periódico: "¿Quién soy? Pues una persona de acción. Políticamente me defino como centrista y fui votante de Ciudadanos".

Recalca que no se arrepiente de aquel improperio y dice que no se considera de "ultraderecha", aunque admite que hace años fue amigo de Santiago Abascal, líder de Vox. "Me distancié de él, porque yo soy más de acción y él de hablar, pero nos seguimos saludando. Cuando me ve por la calle me dice: ‘Hombre, el empecinado’. Yo estuve en las reuniones iniciales de Denaes (una fundación privada vinculada a Vox), pero me desvinculé porque ellos eran más de línea política", explica.

La tranquila vida de jubilado de Luis Arranz tuvo un vuelco en noviembre, cuando Sánchez fue investido presidente del Gobierno y anunció la ley de amnistía por el procés catalán. Desde aquel día, Lucho se dedica a acudir "casi todas las tardes" a protestar en Ferraz (donde está la sede federal del PSOE). "Me gasto al mes entre 1.500 euros y 2.000 en gasolina". No solo eso: estudia a diario la agenda de Sánchez para poder ir a increparle en sus actos oficiales, como en Oviedo. "En un mitin en Ifema me colé como pude y hablé con él. Le dije cariñosamente: ‘Pedro, soy un progresista disidente, más guerrero que tú. Soy su mosca cojonera’". Hace unos días también le gritó en Alcalá de Henares, antes de la entrega del premio "Cervantes".

Arranz explica cómo se gestó el incidente en Oviedo. "El día anterior miré su agenda y dije: ‘Hombre, a las 11 estará por Oviedo’. Lo consulté con la almohada y dije: ‘Allí que voy, que me tiene muy calentito’. Salí a las 5.30 de la mañana y llegué a Oviedo sobre las 9.30 horas. Aparqué a las afueras y cogí un taxi al hospital. Lo tuve muy fácil, porque entré como si fuese el familiar de un paciente. Ya vi que estaba todo preparado para su rueda de prensa y me puse estratégicamente en uno de los balcones. Le dejé empezar el discurso y luego solté el grito", rememora.

Arranz dice que la rima que le soltó al Presidente es "habitual" en las concentraciones de Ferraz y presume: "Es de mi cosecha". Tras el incidente, Arranz fue identificado por la Policía y regresó en taxi a recoger su coche. "Lo comenté con el taxista (lo sucedido en el HUCA) y me dijo que estaba de acuerdo conmigo". Como el de Sánchez, el de este jubilado fue también un viaje exprés. Cogió el coche, comió en una gasolinera por el camino y regresó a casa.

Arranz explica el motivo de su animadversión hacia el Presidente: "Por todo en su conjunto, no me gusta nada y la sociedad civil debería ser más activa y movilizarse. Su arrogancia, el Falcon, esos gestos... Está usurpando el poder del pueblo y debería aprender de Mandela o de Mújica, hombres sencillos". Dice que seguirá son su cruzada. Sobre el actual periodo de reflexión del Presidente y la posibilidad de que se vaya del Gobierno es lacónico: "Más le vale, a él y a los demás", recalca, en referencia a que, de seguir Sánchez, él también continuará intentando reventar sus actos.