"No me habré perdido más de dos ediciones de los Güevos Pintos en mi vida. Sí que es verdad que hace unos años, cuando trabajaba en un banco, llegaba más tarde y me perdía lo mejor, que es el paseo por la mañana, el vermú... Recuerdo celebrar la fiesta ya desde muy pequeño. Mi madre nos vestía de asturianos e íbamos al parque. Después, participábamos en el desfile, que entonces era muy concurrido, más incluso que ahora. Ya de chaval me seguía vistiendo de asturiano, de aquella la gente también se vestía más que ahora. Salía a mediodía con los amigos, aunque entonces volvíamos a casa para comer. Y acabé metido en la Sociedad de Festejos".
