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La dulce vida de las monjas en Valdediós

Las samaritanas han tenido que aprender repostería ante la demanda de los muchos turistas que se acercan al monasterio: "Era la pregunta del millón"

El público de Valdediós no paraba de pedir dulces elaborados por las monjas en el monasterio y como a estas hermanas samaritanas no les frena nada, se han puesto manos a la masa. No tenían ni idea de repostería, pero no ha sido impedimento para cocinar auténticos manjares, que ahora les quitan de las manos. Ni cortas ni perezosas empezaron a leer recetarios y hacer pruebas para aprender, explica la madre Olga María del Redentor.

Nada más entrar en la tienda, ya sólo el olor invita a probar sus dulces. Casi todo el monasterio se ha impregnado con este exquisito aroma, por lo que es imposible no caer en la tentación. En muy poco tiempo se han convertido en unas auténticas maestras reposteras. Sólo hay que ver la gran acogida que están teniendo los productos que salen de su obrador. La iniciativa es un éxito.

Alfonso Ordiz y Ana Lumbreras, que residen en Madrid aunque él es ovetense con raíces en Villaviciosa y fiel lector de LA NUEVA ESPAÑA como declaró, visitaron ayer Valdediós. "Está fantástico", resumió la mujer, a la par que él apuntó su grata sorpresa por cómo ha encontrado el monasterio, pues lo conoció en ruina. Nada que ver con la vida que desde julio le están dando las monjas, convertidas en un granrevulsivo para Valdediós. La pareja madrileña también cayó en la tentación y además de comprar un par de rosarios, se llevaron dulce de leche, mermelada de mandarina y mazapanes.

"Asociamos dulces con las monjas", reconoce Ana Lumbreras. No es la única, pues la madre admite que "la pregunta del millón es '¿ustedes no hacen dulces?'" Hasta ahora no, pero la insistencia les ha motivado y elaboran galletas, mazapanes, azúcar de canela, paté de cabrales a la sidra, mermelada de manzana -de Valdediós- y otros frutas, té, dulce de leche, trufas, tofe de coco, incienso... En breve empezarán a probar con los turrones. Cuidan hasta el último detalle de la presentación, que lleva el dibujo de una monja realizado por ellas. Se han atrevido hasta con los jabones. Los hacen tan originales como a los que les dan la forma de la Santina, Reyes Magos o Niño Jesús. Y para felicitar la Navidad, qué mejor que con sus tarjetas, también artesanales y con mensajes cristianos.

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