El escritor maliayés Antonio Roble presenta hoy su nuevo libro, "Las sombras del valle dormido" (Camelot). Será en la sala de Carlos V de la casa de los Hevia. Después de "Relatos en la memoria", un compendio de cuentos con los que había quedado finalista en certámenes nacionales que fue muy bien recibido, da el paso a la narrativa larga con una historia que se desarrolla en los años cincuenta del siglo pasado, que empieza en Camagüey (Cuba), donde un emigrante le cuenta a su nieta por qué huyó de España. "Él le empieza a contar a la nieta por qué emigró, las circunstancias trágicas en las que vivió en un país que entonces era una tierra de caciques; es una visión bastante dura de lo que sucedió, pero todo es imaginativo, ningún personaje es real, ni siquiera los lugares".
Además, acompañan a esta novela varios relatos sobre temas muy diversos: la vida de la gente mayor en las residencias, el atropello de una niña, las últimas horas de Moctezuma o una historia del Oeste americano.
Roble siempre se dedicó a la pintura, pero dejó de exponer hace unos 15 años. También escribía, y su mujer le presentó un relato a un concurso que fue muy bien recibido, y se animó a seguir presentándolos.
Para él, la literatura es concisión. "En la literatura actual veo mucha paja; a mi me gusta ser muy conciso, por eso me gustan los relatos", asegura.
Se confiesa influido por la literatura centroeuropea y también por autores americanos como Steinbeck, Faulkner o Hemingway, influencias "con las que te identificas y que después llevas a tu estilo".
